La cultura del bronceado, una asignatura pendiente
La cultura de un uso saludable del sol es prioritaria para evitar patologías cutáneas como el melanoma. Según explica José Aguilera Arjona, del departamento de Medicina y Dermatología de la Universidad de Málaga (UMA), «los rayos ultravioletas del tipo A (UVA) y B (UVB) que recibimos a nivel terrestre son todavía lo suficientemente energéticos para producir cambios o la rotura de determinadas moléculas como el ADN y otros componentes celulares».
La obsesión por un bonito bronceado es, según los expertos, uno de los principales puntos débiles de la concienciación ciudadana acerca del sol. El melanoma, por ejemplo, es una consecuencia a largo plazo de las exposiciones prolongadas al sol en la juventud. Aguilera Arjona reconoce que “la mayoría de la población no sabe que cuando la piel se broncea es porque se ha producido un daño en ésta” por lo que recomienda que el moreno se adquiera de “forma gradual y evitando las horas comprendidas entre las 11 y las 4 de la tarde”.
En cuanto a la radiación ultravioleta y a sus efectos sobre nuestro sistema cutáneo, los principales riesgos que se corren afectan a procesos moleculares y celulares de nuestro organismo. Principalmente son tres: la interferencia en la replicación y transcripción del ADN, la degeneración del sistema inmunitario y el fomento del estrés oxidativo.