Cada hora de demora en la realización de la angioplastia primaria multiplica hasta un 6% la mortalidad del infarto agudo de miocardio

Actualmente el mejor tratamiento del infarto agudo de miocardio es la intervención coronaria percutánea primaria (ICPP) siempre que se cumplan una serie de condiciones, entre las que destaca que el tiempo puerta-balón sea inferior a 90 minutos. Es decir, el intervalo de tiempo que transcurre desde que el paciente con infarto agudo de miocardio (IAM) llega al servicio de urgencias hasta que se logra, mediante el inflado de un balón, desobstruir la arteria coronaria en un procedimiento conocido como intervención coronaria percutánea primaria.

Sin embargo, como recoge un artículo publicado en Revista Española de Cardiología (www.revespcardiol.org), estos tiempos “sólo se cumplen en algunos pacientes tratados con ICPP y la demora influye negativamente en el pronóstico del paciente, independientemente de su riesgo particular y del tiempo total de isquemia”, señala el Dr. Javier Goicolea, de la Unidad de Hemodinámica del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.

Son varias las estrategias dirigidas a acortar estos tiempos. En el caso concreto de España disponemos de un servicio de ambulancias medicalizadas con personal altamente cualificado, que permiten el diagnóstico in situ y la selección de pacientes para reperfusión mediante ICPP.

Un estudio demuestra la dificultad de los pacientes para reconocer los signos de un infarto de miocardio

Muchas personas con enfermedad cardiaca desconocen los síntomas del infarto, aún cuando su riesgo de padecerlo es cinco a siete veces mayor que entre quienes carecen de esos antecedentes.

Kathleen Dracup y sus colegas de la Escuela de Enfermería de la University of California en San Francisco, observaron a 3.522 pacientes de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda que habían sufrido previamente un infarto o se habían sometido a un procedimiento como una angioplastia por enfermedad cardiaca.

Los expertos hallaron que el 44 por ciento de estos pacientes tuvo mal rendimiento en un test «verdadero o falso» que midió cuánto sabían sobre los síntomas.