Tanto la capacidad de resistir un ejercicio físico más o menos prolongado (capacidad cardiovascular) como la fuerza muscular se relacionan con la salud futura. Es decir, una persona con una mejor capacidad cardiovascular o una mayor fuerza muscular tendrá muy posiblemente una mejor salud en años venideros.
En este sentido, los científicos han llevado a cabo un experimento para medir el gasto energético de tres entrenamientos diferentes: una sesión de fuerza con máquinas de pesas; una sesión de fuerza muy similar pero utilizando el llamado peso libre (barras, discos y mancuernas); y una tercera sesión en la que se alternaron ejercicios de fuerza en peso libre, con ejercicio cardiovascular.