Y dale con el cuento del repollo
Los repollos, la cigüeña y París eran tres íconos de la sexualidad lejana, voladora o escondida.
Los repollos, la cigüeña y París eran tres íconos de la sexualidad lejana, voladora o escondida.
La compañía farmacéutica Pfizer, que fabrica la famosa pastilla Viagra para las disfunciones eréctiles de los hombres, está desarrollando un nuevo tipo de droga para las mujeres.
La adolescencia es una etapa crítica plagada de cambios. Es el tiempo de las emociones grabadas a fuego, de los momentos intensos, del paso descarnado de la risa al llanto. Así de vulnerables, chicos y chicas experimentan nuevas sensaciones y viven situaciones complejas. El inicio de la vida sexual es una de ellas. Según estadísticas locales, las adolescentes rosarinas de menos recursos económicos comienzan a tener relaciones alrededor de los 13 años. La primera vez, llega en cambio, para las que cuentan con mayor información y otras posibilidades socioeconómicas, cerca de los 16. Embarazo no buscado y VIH se anotan entre los temores más frecuentes de los jóvenes que empiezan a intimar con el sexo opuesto, sin embargo, desconocen que existe un enorme abanico de enfermedades de transmisión sexual que pueden ser riesgosas para la salud si no se las trata a tiempo, sobre todo para las mujeres, que en muchos casos pueden ver hipotecado su futuro reproductivo. De cada diez nuevas enfermedades infecciosas venéreas, siete son de adolescentes menores de 24 años.
Dos especialistas consultadas por Infobae.com señalan que la tarea de los progenitores es importantísima para la educación sexual de los jóvenes.
Embarazo, relaciones sexuales y hasta el rendimiento sexual son apenas tres de las dudas que preocupan a los adolescentes.
Científicos británicos desarrollan un gel para hombres contra la impotencia sexual y hecho a base de nitroglicerina. De acuerdo a los cálculos de los investigadores, estará listo para salir al mercado dentro de tres años. El gel, llamado MED2002 fue desarrollado por dos empresas de medicamentos y será de venta libre, según informa hoy la prensa de ese país.
Varones y mujeres podrían llegar a solicitar que les practiquen una vasectomía o una ligadura de trompas, dos métodos de contracepción que requieren una cirugía, en los centros hospitalarios públicos de la Argentina. Y el reclamo podría ser satisfecho si es que prospera un proyecto de ley que ya cuenta con un dictamen favorable de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados de la Nación.
Apuntes sobre una sexualidad negada
Existen ciertas dimensiones de lo más profundamente «humano» que producen horror. Un espanto imposible de nombrar pero cuya presencia se hace notar del modo más rotundo. El erotismo y la sexualidad en la vejez podrían pertenecer a esta clase de fenómenos. Negado, soslayado, trivializado, medicalizado, desfigurado bajo las máscaras que la cultura del momento propone y disuelto en discursos que legitiman aquella voluntad de invisivilizarlo. Los diversos puntos de vista construyen las máscaras que lubrican lo de «indigerible» que el tema encarna.
Las relaciones sexuales alcanzan una mayor plenitud cuando consiguen conjugar una serie de formas de expresión. El ser humano es un ente complejo e incluso sofisticado en muchas cuestiones. Su sexualidad lo sitúa en un plano completamente distinto en el reino animal. John Money − prestigioso sexólogo del hospital John Hopkins− decía que los humanos no somos robot hormonales como los animales. Afirmaba que en las personas son fundamentales el conocimiento y los afectos. Nuestra sexualidad es un buen ejemplo de la complejidad de nuestra especie.
Un tercio de las personas que padecen alguna patología relacionada con trastornos alimenticios han sufrido abusos sexuales, según el doctor Pedro Manuel Ruiz-Lázaro, secretario de la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil. El experto ha señalado que se trata de un porcentaje muy superior al que se registra en la población en general.
El 53 por ciento de las mujeres y el 20 por ciento de los hombres reconocen no estar satisfechos con su vida sexual bien porque no mantienen todas las relaciones sexuales que les gustaría o porque éstas no son lo suficientemente satisfactorias, según las conclusiones de un estudio reciente. A juicio de Carlos San Martín, miembro de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), “el estilo de vida actual no favorece unas relaciones sexuales demasiado placenteras, ya que tenemos cada vez un espacio vital más limitado para dedicarlo al ocio y a la pareja”.