Los piojos son parásitos que puede sólo vivir en la cabeza de las personas, ya que no pueden alimentarse de sangre de ninguna otra especie, constituyen una verdadera epidemia mundial altamente contagiosa y la padecen principalmente niños entre los 4 y 12 años (aunque afecta a personas de todas las edades), con más predisposición a las niñas, debido al largo de su cabello.
“La propagación de la pediculosis se produce a través del contacto con el cabello de una persona infectada. No saltan ni vuelan. Pueden transmitirse como consecuencia del uso compartido de cepillos, peines, sombreros, toallas u otros elementos y los areneros, las colchonetas y las piletas de natación son lugares habituales de contagio”, explica la Dra. Paula Luna, médica dermatóloga y pediatra.
De cada diez piojos, nueve son hembras (que ponen unos 10 huevos por día, durante 3 o 4 semanas) Si un chico tiene cinco hembras en su cabeza, en un mes tendrá 450 ejemplares entre huevos, piojos juveniles y adultos. De todos ellos, 405 serán hembras que continuarán su reproducción. Además, de ser intensamente pruriginosa, la pediculosis del cuero cabelludo, puede complicarse y generar reacciones de tipo eccematosas e infecciones del cuero cabelludo secundarias, debido al rascado.
¿Qué hacer ante el contagio de pediculosis? Se debe pasar el peine fino, usar el pelo corto o recogido. Además, revisar diariamente el cabello y el cuero cabelludo, en especial detrás de las orejas y en la nuca. No compartir peines, cepillos o sombreros con personas infectadas. Los utensilios que utiliza la persona infectada (peines, cepillos, etc.) deben colocarse en agua caliente durante diez minutos. La ropa personal y de cama debe ser lavada con agua caliente o dejada en una bolsa cerrada herméticamente durante dos días, y debe ser planchada. No se recomienda el uso de pediculicidas en menores de dos años o mujeres embarazadas. No aplicar acondicionadores de cabello antes del pediculicida, ya que anula o reduce su efectividad.
Si bien el tratamiento de la pediculosis puede ser una tarea ardua, con los avances terapéuticos actuales, es posible.
Fuente: Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) www.sad.org.ar
Asesoró: Dra. Paula Luna, médica dermatóloga y pediatra, miembro de SAD.