Desde hace algún tiempo estamos siendo bombardeados por una intensa campaña publicitaria a cerca de los beneficios para el sistema inmune del consumo prolongado y sistemático de un yogur conteniendo L. Casei Defensis. El nombre L. Casei Defensis es una denominación falsa, a los fines del marketing, la denominación correcta sería Lactobacyllus Casei (cepas DN-114 001).
Los probióticos se definen como suplementos alimentarios microbianos con efectos beneficiosos en los consumidores. La mayoría de los probióticos son bacterias productoras de ácido láctico (lactobacillus) que son normalmente consumidos en forma de yogur, leches fermentadas u otros alimentos fermentados. Algunos de los potenciales efectos beneficiosos que se han atribuido al consumo de bacterias productoras de ácido láctico son: 1) mejorar la salud del tracto digestivo; 2) mejorar el sistema inmune; 3) reducir síntomas de intolerancia a la lactosa; reducir el riesgo de ciertos cánceres.
Cómo actúan
Los mecanismos por el cual los probióticos actúan no son del todo conocidos, pero pueden modificar la acidez intestinal, antagonizando patógenos a través de la producción de compuestos antimicrobianos, competir con los patógenos por la fijación a receptores como también por nutrientes disponibles y factores de crecimiento , estimulando células inmunomoduladoras y produciendo lactasa. [1]
En concreto, las bacterias del género Lactobacillus se distinguen por su capacidad de atravesar en gran número la barrera gástrica y sobrevivir durante el tránsito intestinal, lo que permite desarrollar sus efectos beneficiosos en el intestino. Sin embargo, no hay pruebas de que estos resultados puedan ser extrapolables al sistema inmunológico general. Un estudio publicado por la revista Nature ha mostrado que el consumo de lácteos con esta bacteria modula la composición y actividad metabólica de la flora bacteriana, pero no influye en el sistema inmunológico de los consumidores [2]
Muchos investigadores han estudiado los efectos terapéuticos y preventivos del yogur y bacteria productores de ácido láctico, las cuales son comúnmente usadas en la producción de yogur, en enfermedades tales como el cáncer, infecciones gastroenterológicas y asma. A causa de que el sistema inmune es un importante contribuidor para todas estas enfermedades, se ha propuesto un efecto inmuno estimulatorio del yogur e investigado usando modelos animales y ocasionalmente en sujetos humanos. Aunque los estudios en general soportan la noción de que el yogur tiene efectos inmunoestimulatorios, problemas con el diseño de los estudios y falta de adecuados controles, inapropiada vía de administración, uso único de indicadores in vitro de la respuesta inmune, y corta duración de la mayoría de los estudios. Limitan la interpretación de los resultados y conclusiones. Sin embargo, estos estudios proveen una base racional para la hipótesis que el consume de yogur particularmente en ancianos, pueden mejorar la respuesta inmune. Esta hipótesis, sin embargo, necesita ser sostenida por estudios en humanos bien diseñados, randomizados, a doble ciego controlados con placebo de una adecuada duración en el cual se estudien varios índices de respuesta inmune asociada al intestino y periférica.[3]
En otros experimentos se afirma que posee algún efecto beneficioso en el tratamiento de la diarrea existente en niños,[4] y se han estudiado sus efectos en la diarrea producida por tratamiento con antibióticos.[5] De la misma forma se ha podido comprobar que ciertas personas de edad mejoran la resistencia a infecciones respiratorias típicas de invierno.[6]
Foodwatch, organización alemana centrada en la protección de los derechos del consumidor, otorgó en 2009 el Goldener Windbeutel a la campaña publicitaria mundial de una marca de yogur que contiene L. Casei ”Defensis”. Según esta organización «se trata de un producto común con excesiva publicidad».[7]
Efectos negativos
Los lactobacillus pueden causar algunas enfermedades en humanos (ej. Caries dentales, enfermedad vascular reumática, septicemia y endocarditis infecciosa (IE), y han sido recientemente identificado como patógenos emergentes en pacientes ancianos e inmunocomprometidos particularmente aquellos que reciben antibioticoterapia de amplio espectro.[8]
Conclusiones
Si bien el consumo regular de productos que contengan L. Casei es beneficioso para la salud, los mismos pueden lograrse con el consumo habitual de cualquier yogur. Se ha probado un efecto beneficioso de L. Casei sobre el sistema inmune, pero se carece de estudios bien realizados y a largo plazo. Está claro que estos yogures no protegen frente a las enfermedades y aunque sí refuerza el sistema inmunológico, no lo hace tan eficazmente como lo puede hacer cualquier yogur tradicional.
Fuentes:
1.- J Appl Microbiol. 2006 Jun;100(6):1171-85.
2.- http://www.nature.com/ejcn/journal/v52/n12/abs/1600663a.html
3.- Am J Clin Nutr. 2000 Apr;71(4):861-72.
4.- Int J Clin Pract. 1999 Apr-May;53(3):179-84.
5.- http://www.socesfar.com/pdf/AFT%20SEPTIEMBRE.pdf#page=45
6.- J Nutr Health Aging. 2003;7(2):75-7.
7.- http://www.abgespeist.de/der_goldene_windbeutel/die_aktion/index_ger.html
8.- Int J Food Microbiol. 1994 Dec;24(1-2):179-89.
RE: Qué hay de cierto con el L. Casei Defensis?
Lean esto: http://es.wikipedia.org/wiki/Actimel
Especialmente [b]Polémicas en torno a la publicidad del producto[/b]