«Nunca se deben utilizar bastoncillos de algodón para retirar la cera de los oídos» porque compactan y la introducen hacia el fondo del oído externo y complican su extracción, según recoge el ‘Decálogo para la Higiene del Oído’ publicado por Laboratorios Esteve y el departamento de Otorrinolaringología del Hospital Clínic de Barcelona.
Los bastoncillos «son el mayor enemigo» para la salud de los oídos ya que son los responsables de ciertas patologías auditivas, pérdidas de audición, heridas, infecciones y perforaciones, asegura el decálogo. Asimismo, el decálogo también desaconseja presionar la cera hacia dentro introduciendo útiles punzantes como uñas, bolígrafos u horquillas. «Con ello sólo se consigue introducir suciedad, provocar infecciones y presionar la cera hacia el interior», explica.
Paradójicamente, según el Estudio Audimer sobre ‘Hábitos de Higiene del Oído’, el 74 por ciento de la población sabe que los bastoncillos «pueden contribuir a la aparición de problemas de oídos». Sin embargo, el 93 por ciento de los españoles sigue utilizando bastoncillos para la higiene del oído «por costumbre o por desconocimiento de otras alternativas» y el 7 por ciento restante no mantiene una higiene regular de los oídos o utiliza objetos punzantes para su limpieza, según informaron.
El decálogo forma parte de una campaña de información y concienciación promovida con el objetivo de «reeducar a la población sobre los malos hábitos adquiridos desde la infancia», intentando corregirlos a través de una información precisa y adecuada para prevenir «daños innecesarios».
Los problemas de «la generación MP3′»
El método más aconsejado son los difusores de agua marina, ya que consiguen limpiar los oídos por fuera (evitando los orificios manchados de cera) y por dentro, en la parte más profunda del oído externo (gracias al ablandamiento de los tapones y su posterior autoeliminación), comentaron.
Por otra parte, la guía recomienda dejar dos o tres días entre cada limpieza para que se mantenga un mínimo de cera natural que proteja los oídos. El objetivo es encontrar un término medio que impida por un lado que el oído quede «desprotegido», y por otro que se acumule un exceso de cera que provoque una pérdida de audición, taponamientos, molestias, ruidos, mareos, vértigos o picor en el oído.
Asimismo, es aconsejable evitar el uso continuado de auriculares y tapones aislantes de agua y ruido porque favorecen la producción de cerumen, introducen residuos y suciedad que van agrandando el tapón de cera, producen infecciones y pérdidas de audición. «La generación ‘mp3’ acabará pasando factura para la salud auditiva», asevera el decálogo.
Para mantener una correcta salud auditiva, los expertos recomiendan acudir al otorrino una vez al año o hacer caso de las recomendaciones de los farmacéuticos o los profesionales de Atención Primaria para su higiene y prevención.
Fuente: Azprensa