Estudios recientes apuntan que las mujeres asmáticas embarazadas de un bebé de sexo femenino pueden presentar un mayor número de complicaciones del asma en comparación con el embarazo de un bebé masculino. La causa parece ser el efecto de la testosterona fetal como modulador de la enfermedad.
El presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el doctor Julio Ancochea, ha señalado, en la VI Reunión de Invierno Conjunta de las Áreas SEPAR, que los efectos del embarazo sobre el asma “son poco
predecibles y han sido poco estudiados, pero está presente en un 4 por ciento de los embarazos y sabemos que el 40 por ciento de las embarazadas asmáticas tiene alguna exacerbación durante el embarazo, el parto o el posparto. Estas cifras tan relevantes dimensionan la importancia del estudio multicéntrico que SEPAR ha puesto en marcha y que nos va a permitir conocer mejor los efectos de esta enfermedad sobre la gestación y viceversa”.
La doctora Eva Martínez Moragón, miembro de SEPAR, va a ser la coordinadora de este estudio, y ha comentado que estudios recientes parecen indicar que las embarazadas de fetos varones muestran menos síntomas de asma, con una diferencia del 10 por ciento, debido a la progesterona. “Para poder comprobarlo, en nuestro estudio hemos elegido parámetros de medición objetivos como la labilidad de la vía aérea, la inflamación bronquial y por primera vez, vamos a medir el óxido nítrico en el aire exhalado”. El estudio va a realizar un seguimiento diario de la enfermedad en cuanto a síntomas y mediación durante toda la gestación para conocer como ha evolucionado el asma, qué diferencias se producen en función del sexo del bebé y qué influencia tiene este factor sobre el asma.
Desde la SEPAR han explicado que el embarazo produce una serie de cambios fisiológicos que dificultan la respiración, ya que el diafragma llega a elevarse hasta 4 cm. de su posición normal, la producción de progesterona por parte de la placenta, estimula el centro respiratorio originando hiperventilación y disnea. También se amplía el ángulo de inserción de las costillas y el diámetro torácico en unos 2 cm. Estos cambios anatómicos alcanzan su máxima expresión alrededor de la semana número 37 de gestación.
El doctor Vicente Plaza, coordinador del Área de Asma de SEPAR, ha recirdado que “con los datos de que disponemos podemos afirmar que el tratamiento adecuado del asma sin reducir o eliminar las medicaciones por temor a los efectos secundarios, no incrementa la mortalidad ni la morbilidad materno-fetal, por eso, SEPAR recomienda a las mujeres con asma mantener su tratamiento durante la gestación bajo la supervisión del especialista”. Y ha añadido que los principios del tratamiento durante el embarazo deben ser los mismos que durante cualquier otro periodo: controlar los síntomas, mejorar la función pulmonar, prevenir las exacerbaciones y minimizar los efectos secundarios de la medicación, con el objetivo final de ver nacer un bebé sano y un embarazo sin problemas.
Fuente:Azprensa