¿Qué es la tuberculosis?

En todo el mundo hay un resurgimiento de los casos de la tuberculosis, de la mano del VIH/Sida, las migraciones y también el surgimiento de cepas bacterianas que se han vuelto inmunes a los medicamentos que se utilizan habitualmente para combatir al bacilo de Koch. Según datos de 2008 de la OMS, el 4,8% de las tuberculosis en el mundo ya son resistentes a los fármacos de uso habitual y requieren un tratamiento más caro y largo para poder curarse.
La tuberculosis es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los pulmones y, si no es tratada, puede llevar a la muerte.
La enfermedad es producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis (también conocido como bacilo de Koch, en referencia a su descubridor, Robert Koch).
Los varones padecen esta enfermedad más que las mujeres. En la Argentina, la mayoría de los casos se da entre la adolescencia y los 54 años, por lo cual se afecta a la franja de la población en el pico de sus posibilidades productivas.

¿Cómo se contagia?

La tuberculosis se contagia cuando una persona sana tiene contacto cercano con otra persona que está enferma y no está en tratamiento. Cuando la persona enferma tose o estornuda, elimina las bacterias de la tuberculosis, que quedan suspendidas en el aire y pueden ser inhaladas por una persona sana.
La desnutrición, el hacinamiento y un estado bajo de las defensas del organismo, entre otros factores, pueden actuar como disparadores de la tuberculosis.
A los 15 días de comenzado el tratamiento, el enfermo deja de contagiar. Pero es preciso que continúe el tratamiento hasta el final, para eliminar a todas las bacterias del organismo y evitar que éstas se vuelvan resistentes a los medicamentos.

¿Cómo se la puede prevenir?

La principal forma de prevenir la tuberculosis consiste en detectar a todos los casos y lograr que inicien, continúen y completen el tratamiento.
Adicionalmente, para evitar el contagio, los enfermos deben cubrirse la boca al toser o estornudar y es recomendable mantener aireados los ambientes.
La vacuna BCG, que deben recibir todos los bebés al nacer, previene algunas formas graves de la tuberculosis en la infancia, como la meningitis tuberculosa. Sin embargo, la BCG no previene la tuberculosis en la adultez.

¿Cuáles son los síntomas?

El principal síntoma de la tuberculosis es la tos. Cuando la tos y el catarro duran más de dos semanas, se sospecha que una persona puede tener tuberculosis.
Otros síntomas de tuberculosis pueden ser la falta de apetito, la fiebre, el sudor nocturno, la pérdida de peso y el cansancio frecuente.
Por eso es muy importante consultar rápidamente al médico, de modo de confirmar o descartar si se trata de una tuberculosis, en cuyo caso iniciar el tratamiento para curarse y disminuir la posibilidad de contagios.

¿Cómo se diagnostica?

La principal forma de diagnóstico, sobre todo en los adultos, es mediante un análisis bajo el microscopio de las expectoraciones. Si se detecta el bacilo de Koch, se diagnostica la tuberculosis.

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento consiste en recibir una combinación de medicamentos durante un período prolongado de tiempo que nunca es menor a 6 meses. En condiciones normales y sin mediar resistencia a los medicamentos y otros factores desfavorables, el tratamiento es efectivo para la curación de los pacientes en más del 95% de los casos.

La base del éxito del tratamiento consiste en cumplir con mismo en forma completa y continua durante todo el tiempo que es indicado, incluyendo dos meses iniciales con cuatro medicamentos y 4 meses siguientes con tres (para la mayoría de los casos).

Cuando se trata de tuberculosis multirresistentes, el tratamiento dura 2 años e involucra otros medicamentos (ciclocerina, levofloxacina, etianamida, kanamicina y otros).

Fuente: Ministerio de Salud

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