Se han identificado claramente las formas en las que se puede transmitir el VIH: Desgraciadamente, continúa difundiéndose a través de la Internet y de la prensa popular información falsa o aseveraciones que carecen de fundamento científico. Por lo tanto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han elaborado esta hoja informativa para corregir algunas ideas equivocadas acerca del VIH.
Cómo se transmite el VIH
El VIH se transmite fundamentalmente a través del contacto sexual con una persona infectada, al compartir agujas o jeringas (fundamentalmente para inyectarse drogas) con una persona infectada o, con menos frecuencia (y ahora muy raramente en aquellos países donde se examina la sangre en busca de anticuerpos del VIH), a través de transfusiones de sangre contaminada o factores de coagulación contaminados. Los niños hijos de madres portadoras del VIH pueden infectarse antes o durante el nacimiento o al ser alimentados con leche materna después del mismo.
En un entorno hospitalario, han ocurrido casos de trabajadores infectados con el VIH luego de haberse pinchado con jeringas que contenían sangre infectada con el VIH o, con menor frecuencia, después de que la sangre infectada entra en contacto con una herida abierta o una membrana mucosa (por ejemplo los ojos o el interior de la nariz). Únicamente se ha presentado un caso de pacientes infectados por un trabajador del sector sanitario en los EE.UU., a saber un dentista infectado que transmitió el VIH a seis pacientes. Se han realizado investigaciones con más de 22,000 pacientes de 63 médicos, dentistas y cirujanos infectados con el VIH y no se han detectado otros casos de este tipo de transmisión en los Estados Unidos.
Algunas personas temen que se pueda transmitir el VIH de otras formas, sin embargo no se ha hallado evidencia científica que apoye estos temores. Si el VIH se transmitiera por otras rutas (como a través del aire, agua o insectos) los patrones de casos de SIDA reportados serían muy diferentes a lo observado. Por ejemplo, si los mosquitos pudieran transmitir la infección por VIH, se habría diagnosticado el SIDA en muchos más niños y preadolescentes.
Todos los casos reportados que sugieren rutas de transmisión nuevas o potencialmente desconocidas son investigados cuidadosamente por los departamentos locales y estatales de salud con la orientación, colaboración y apoyo de laboratorio de los CDC. No se han detectado nuevas rutas de transmisión, a pesar de un sistema nacional de vigilancia diseñado para detectar este tipo de fenómeno.
En los siguientes párrafos se tratan de manera específica algunas de las creencias infundadas más comunes acerca de la transmisión del VIH.
El VIH en el medio ambiente
Las autoridades médicas y científicas concuerdan en que el VIH no sobrevive con facilidad en el medio ambiente, lo cual hace que la posibilidad de transmisión en el mismo sea remota. El VIH se halla en distintas concentraciones o cantidades en la sangre, semen, fluido vaginal, leche materna y lágrimas. (Véase página 4, Saliva, lágrimas y sudor.) Para obtener datos acerca de la supervivencia del VIH, en los estudios de laboratorio se han tenido que utilizar concentraciones artificialmente elevadas de virus cultivados en laboratorio. Aunque se puede mantener con vida estas concentraciones no naturales del VIH durante días o incluso semanas en condiciones de laboratorio precisamente controladas y limitadas, los estudios del CDC han demostrado que luego de varias horas, incluso estas concentraciones tan elevadas se secan, por lo que la cantidad de virus infecciosos se reduce entre un 90% y un 99%. Debido a que las concentraciones de VIH utilizadas en estudios de laboratorio son mucho más elevadas que las halladas en circunstancias reales en la sangre y otras muestras, al secarse la sangre humana u otros fluidos corporales infectados con VIH, el riesgo teórico de transmisión ambiental se reduce al observado, es decir, cero. La interpretación incorrecta de algunas conclusiones derivadas de estudios de laboratorio ha alarmado innecesariamente a algunas personas.
No se debe utilizar los resultados de estudios de laboratorio para evaluar el riesgo personal específico de infección porque (1) la cantidad de virus estudiada no se halla en muestras humanas ni en la naturaleza y (2) no se ha identificado ningún caso de infección con VIH por contacto con una superficie ambiental. Además, el VIH no se puede reproducir fuera de su huésped vivo (a diferencia de muchas bacterias u hongos, que pueden hacerlo en condiciones apropiadas), a menos que se halle en condiciones de laboratorio, por lo tanto, no se propaga ni mantiene su poder infeccioso fuera de su huésped.
En el hogar
Aunque el VIH se ha transmitido entre los miembros de una misma familia en el hogar, este tipo de transmisión es muy rara. Se cree que esta transmisión ha sido el resultado del contacto de la piel o las membranas mucosas con sangre infectada. Para prevenir incluso estos casos poco frecuentes, se deben tomar en cualquier entorno -incluso en el hogar- precauciones como las descritas en las directrices publicadas anteriormente con el fin de evitar la exposición a la sangre de personas infectadas con el VIH, en situación de riesgo de contraer infección de VIH o aquellas cuya categoría de riesgo o de infección no se conoce. Por ejemplo,
Se debe utilizar guantes al estar en contacto con la sangre y otros fluidos corporales que podrían contener sangre visible, tales como orina, heces o vómito.
Los cortes, úlceras o grietas tanto en la piel de la persona que cuida al paciente como del paciente mismo deberán estar cubiertos con vendajes.
Se debe lavar las manos y otras partes del cuerpo inmediatamente después de tener contacto con la sangre u otros fluidos corporales, y las superficies salpicadas de sangre deben ser desinfectadas adecuadamente.
Se deben evitar las prácticas que aumentan la probabilidad de tener contacto con la sangre, tales como compartir hojas de afeitar y cepillos de dientes.
Las jeringas y otros instrumentos cortantes deben ser utilizados únicamente cuando sea necesario por una razón médica, y deben ser manejados de acuerdo a las recomendaciones formuladas para los entornos hospitalarios. (No vuelva a colocar las tapas en las jeringas a mano o retire las agujas de las jeringas. Deseche las agujas en recipientes a prueba de pinchazos fuera del alcance de los niños y visitantes.)
Empresas y otros lugares
No existe riesgo conocido de transmisión del VIH para los trabajadores, clientes o consumidores debido al contacto en industrias tales como establecimientos de alimentos (véase la información sobre la supervivencia del VIH en el medio ambiente.) No es necesario eximir a los trabajadores de la industria de alimentos infectados con el VIH de sus labores a menos que tengan otras infecciones o enfermedades (tales como diarrea o hepatitis A). En estos casos se debe eximir de su trabajo a cualquier trabajador de la industria de alimentos, independientemente de que esté infectado con el VIH o no. Los CDC recomiendan que todos los trabajadores de la industria de alimentos sigan los estándares y normas recomendadas así como las prácticas de buena higiene personal y sanidad en el manejo de alimentos.
En 1985, los CDC emitieron precauciones de rutina que todos los trabajadores que prestan servicios personales (tales como peluqueros, barberos, cosmetólogas y masajistas) deben seguir, incluso cuando no existe evidencia de transmisión de un trabajador de este sector a un cliente y viceversa. Los instrumentos que penetran la piel (tales como agujas de acupuntura o agujas para tatuajes, dispositivos para perforar orejas) deben ser utilizados una sola vez y desechados o ser limpiados y esterilizados cuidadosamente. Los instrumentos que normalmente no penetran la piel pero que pueden contaminarse con sangre (por ejemplo, navajas de afeitar) deben ser utilizados únicamente en un cliente y luego deben ser desechados, o ser limpiados y desinfectados cuidadosamente después de cada uso. Los trabajadores que prestan servicios personales pueden utilizar el mismo procedimiento de limpieza recomendado para las instituciones sanitarias.
Los CDC no han tenido conocimiento de ningún caso de transmisión del VIH al realizar tatuajes o perforar alguna parte del cuerpo, aunque se ha transmitido el virus de la hepatitis B a través de algunas de estas prácticas. Se ha documentado un caso de transmisión del VIH por acupuntura. La perforación de partes del cuerpo (además de las orejas) es algo relativamente nuevo en los EE.UU. y las complicaciones médicas de estas actividades parecen ser mayores que en el caso de los tatuajes. Generalmente hacen falta varias semanas, y a veces incluso meses, para que sanen las zonas perforadas, y el tejido afectado podría lesionarse nuevamente (rasgarse o cortarse) o inflamarse incluso después de haber sanado. Por lo tanto, existe un riesgo teórico de transmisión del VIH si el tejido por sanar o el tejido lesionado entra en contacto con la sangre de una persona infectada o con otro fluido corporal con capacidad de transmitir la infección. Además, el VIH podría ser transmitido si los instrumentos contaminados con la sangre no son esterilizados o desinfectados antes de ser utilizados en otro cliente.
Besos
El contacto casual con besos con la boca cerrada o “beso social” no representa un riesgo de transmisión del VIH. Debido a la posibilidad de que se entre en contacto con la sangre al besar con la boca abierta o “beso francés”, los CDC recomiendan que no se realice esta actividad con personas infectadas. Sin embargo, se considera que el riesgo de contraer el VIH al besar con la boca abierta es muy bajo. Los CDC han investigado únicamente un caso de infección por VIH que podría ser atribuido al contacto con la sangre durante un beso con la boca abierta.
Mordidas
En 1997, los CDC publicaron los resultados de una investigación realizada por un departamento estatal de salud acerca de un incidente que sugería una transmisión de VIH por contacto de sangre con sangre por mordida humana. Ha habido otros reportes en la literatura médica de casos en los que el VIH parece haber sido transmitido por mordida. En cada uno de estos incidentes se informó de un trauma severo con desgarre y lesiones extensas de tejido así como la presencia de sangre. La mordida no constituye un mecanismo común de transmisión del VIH. De hecho, existen numerosos reportes de mordidas que no causaron infección por VIH.
Saliva, lágrimas y sudor
Se ha hallado VIH en cantidades muy bajas en la saliva y las lágrimas de algunos pacientes de SIDA. Es importante tener en claro que el hecho de hallar una pequeña cantidad de VIH en un fluido corporal no necesariamente significa que el VIH pueda ser transmitido por dicho fluido corporal. No se ha detectado el VIH en el sudor de las personas infectadas. Nunca se ha demostrado que la saliva, lágrimas o sudor puedan causar la transmisión del VIH.
Insectos
Desde los inicios de la epidemia del VIH, ha habido preocupación en cuanto a la transmisión del virus a través de los insectos que pican y se alimentan de sangre. Sin embargo, los estudios realizados por los investigadores del CDC y otras instituciones no han hallado evidencia alguna de la transmisión del VIH por medio de insectos -incluso en aquellas áreas donde se han presentado muchos casos de SIDA y existen grandes poblaciones de insectos tales como mosquitos. La ausencia de dichos brotes, a pesar de intensos esfuerzos para detectarlos, apoya la conclusión de que los insectos no transmiten el VIH.
Los resultados de los experimentos y observaciones de las conductas de los insectos en materia de picadura indican que cuando un insecto pica a una persona, no inyecta su propia sangre ni la sangre de un animal o persona picado previamente a la siguiente persona picada. Lo que inyecta es más bien saliva, la cual actúa como lubricante o anticoagulante de forma que el insecto se pueda alimentar más eficientemente. Enfermedades tales como la fiebre amarilla y la malaria se transmiten a través de la saliva de algunas especies específicas de mosquitos. Sin embargo, el VIH vive sólo durante un período corto dentro de un insecto, y a diferencia de los organismos transmitidos a través de las picaduras de insectos, el VIH no se reproduce (y no sobrevive) en insectos. Por ello, incluso si el virus hace su entrada en un mosquito o en otro insecto que pica o chupa sangre, el insecto no contrae la infección y no puede transmitir el VIH al siguiente humano que pica o del que se alimenta. El VIH no se halla en los excrementos de los insectos.
Tampoco existe razón alguna para temer que un insecto que pica o chupa sangre, tal como un mosquito, pueda transmitir el VIH de una persona a otra a través de la sangre infectada con VIH que queda en su aparato bucal. Existen dos factores para explicar a qué se debe esto -primero, las personas infectadas no tienen niveles constantes y elevados de VIH en su torrente sanguíneo, y segundo, el aparato bucal de los insectos no conserva grandes cantidades de sangre en su superficie. Además, los científicos que estudian insectos han determinado que los insectos que pican normalmente no van de una persona a otra inmediatamente después de ingerir sangre. Más bien vuelan a un lugar de descanso a digerir la sangre ingerida.
Efectividad de los condones
Los condones están clasificados como dispositivos médicos y son regulados por la Dirección de Alimentos y Medicamentos (FDA). Los fabricantes de condones en los Estados Unidos someten cada condón de látex a pruebas antes de empacarlo para asegurarse de que esté libre de defectos, tales como orificios. El uso constante y cuidadoso de los condones de látex o poliuretano (un tipo de plástico) cuando se realiza el acto sexual -por vía vaginal, anal u oral- puede reducir notablemente el riesgo de contraer o transmitir enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el VIH.
Existen muchos tipos y marcas distintas de condones en el mercado -sin embargo, sólo los condones de látex o poliuretano proporcionan una barrera mecánica altamente efectiva ante el VIH. En los laboratorios, se ha mostrado que los virus ocasionalmente pueden atravesar los condones de membranas naturales (piel o piel de cordero), los cuales pueden contener poros naturales y por lo tanto no se recomiendan para prevenir enfermedades (se ha documentado que son eficaces como método anticonceptivo). Las mujeres podrían considerar la posibilidad de utilizar un condón femenino cuando no pueda utilizarse uno masculino.
Para que los condones proporcionen el máximo de protección, deben ser utilizados constantemente (cada vez) y correctamente. Algunos estudios sobre el uso correcto y constante de los condones muestran claramente que la tasa de ruptura de los condones de látex es inferior al 2% en este país. Incluso cuando los condones llegan a romperse, un estudio mostró que más de la mitad de dichas rupturas ocurrían antes de la eyaculación.
Cuando se utiliza los condones correctamente, se ha demostrado que son eficaces para evitar los embarazos hasta un 98% del tiempo cuando han sido empleados por parejas como único método de control de la natalidad. Del mismo modo, estudios realizados entre personas sexualmente activas han demostrado que un condón de látex utilizado correctamente proporciona un alto grado de protección contra una gran variedad de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el VIH.
Fuente: www.cdc.gov