En la Argentina, alrededor de 3.000 mujeres son diagnosticadas cada año con cáncer cérvicouterino. Por esta causa mueren 1.600 mujeres por año.

La enfermedad no viene sola. Un estudio publicado en 2007 demuestra que el diagnóstico de cáncer de cuello uterino vuelve más vulnerables y más pobres a las mujeres que lo padecen. (1)

“La carga de la enfermedad y su impacto social son prevenibles mediante
la implementación de un programa organizado de tamizaje y tratamiento de lesiones precancerosas y cáncer”, sostiene la doctora Silvina Arrossi, investigadora del Conicet y de CEDES y asesora del Ministerio de Salud de la Nación.
Con este objetivo, el Ministerio lanzó el Programa Nacional de Prevención del Cáncer de Cuello Cervicouterino. En una primera fase, que irá desde el año 2008 hasta el 2011, el programa prevé fortalecer actividades de prevención en las cinco provincias más aquejadas por la enfermedad y la muerte de mujeres por cáncer de cuello uterino. La primera fase del Programa se aplicará en Misiones, Salta, Formosa, Chaco y Jujuy, donde esta enfermedad mata de 14,7 a 15,8 mujeres por cada 100.000, lo cual duplica el promedio nacional de mortalidad por cáncer de cuello uterino (7,2 mujeres muertas por cada 100.000, según datos recopilados hasta 2005).
Actualmente, los análisis de Papanicolaou se realizan repetidamente en mujeres jóvenes, que son las que menos riesgo padecen. El nuevo Programa del Ministerio de Salud se propone enfocar la detección temprana del cáncer de cuello de útero en mujeres de 35 a 64 años y en mujeres en situación de vulnerabilidad social (bajos niveles de educación, jefas de hogar y ubicadas bajo la línea de pobreza).
La meta del Programa de Prevención de Cáncer Cérvicouterino es que entre los años 2009 y 2011 el 80% de las mujeres de 35 a 64 años de las provincias prioritarias se haya realizado por lo menos un test. Después de dos Pap consecutivos negativos, el Programa Nacional recomienda una nueva práctica cada tres años en las mujeres comprendidas entre esas edades. Si se considera a las mujeres que no tienen cobertura de salud, esto implicará realizar aproximadamente 87.000 tests de PAP por año.
El Programa de prevención de cáncer de cuello de útero también tiene como meta para el año 2011 que el 80% de las mujeres mayores de 64 años sin cobertura de salud de las provincias prioritarias se haya realizado por lo menos un Papanicolaou en su vida.
Está en marcha una fuerte capacitación teórica y entrenamiento práctico en la obtención de muestras de Papanicolaou en las cinco provincias más afectadas, junto con la provisión de insumos y equipamiento para realizar estos análisis. Para el año 2011, la meta es que todos los laboratorios de hospitales tengan controles de calidad interno y externo de los análisis efectuados.
La meta del Programa de Prevención de Cáncer Cérvicouterino es que entre los años 2009 y 2011 el 80% de las mujeres de 35 a 64 años de las provincias prioritarias se haya realizado por lo menos un test.También se espera para ese año que el 90% de las mujeres con lesiones de alto grado por cáncer de cuello uterino hayan recibido tratamiento dentro de los seis meses posteriores al diagnóstico. El seguimiento de las mujeres en tratamiento también será una prioridad de este Programa, así como la creación de un registro informatizado a nivel nacional y la puesta en marcha de una red de laboratorios capaces de analizar los PAP con estándares internacionales de calidad.
En una segunda fase, el Programa extenderá sus beneficios al resto de las jurisdicciones nacionales.
La capacitación de profesionales de la salud, trabajadores sociales y líderes comunitarios, la provisión de insumos y la reorganización de la red de laboratorios públicos se propone disminuir significativamente la incidencia del cáncer de cuello uterino en la Argentina mediante una detección precoz de células anormales o malignas y el monitoreo de un tratamiento eficaz en los casos en que la enfermedad se haya diagnosticado.
“Es posible reducir la incidencia y la mortalidad del cancer cérvicouterino mediante un programa de largo alcance en el tiempo, con financiamiento adecuado, personal entrenado, laboratorios con control de calidad, y llegada por todos los medios posibles a la población objetivo y en particular, a las mujeres más vulnerables”, concluye Arrossi.
(1) Arrossi et al. Gynecologic Oncology, 2007.
Fuente: Ministerio de Salud

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