Los efectos perjudiciales a largo plazo de la marihuana incluyen el riesgo de ataques cardiacos e ictus además del deterioro del aprendizaje y la memoria, según un estudio del Instituto Nacional de Drogas de Abuso en Baltimore (Estados Unidos) que se publica en la edición digital de la revista ‘Molecular Psychiatry‘. Los expertos creen que el componente activo de la marihuana, llamado delta-9-tetrahidrocannabinol (TCH) ejerce estos efectos al unirse a los receptores cannabinoides localizados en varios tipos de células de distintos órganos.
Los científicos han descubierto receptores cannabinoides en muchos órganos, incluidos cerebro, corazón, hígado, riñón y bazo. En el estudio, los investigadores examinaron si el consumo persistente de marihuana a cantidades altas podría estar asociado con cambios en las proteínas de la sangre para analizar si las anomalías en estas proteínas identificadas podrían estar asociadas a otros efectos secundarios de la marihuana.
El estudio se realizó en 18 consumidores de marihuana que la tomaban en grandes cantidades y a largo plazo y 24 personas voluntarias que no consumían la droga. Se excluyó del estudio a personas con enfermedades psiquiátricas y médicas importantes, hipertensión, lesiones de cabeza, con VIH, dependencia al alcohol y otras drogas de abuso.
Se midieron las proteínas de la sangre en voluntarios control y consumidores de marihuana mediante un nuevo método que permite identificar varias proteínas. Esta técnica mostró que la apolipoproteína C-III (apoC-III) mostraba aumentos significativos en los consumidores de marihuana. Esta proteína pertenece a una amplia familia de proteínas que interactúan con lípidos y ayuda a éstos a moverse dentro y fuera de las células. La apoC-III participa en el transporte de triglicéridos y retrasa su descomposición.
Los aumentos en los niveles de apoC-III en la sangre se producen en paralelo con el aumento de los niveles de triglicéridos. Incluso aunque no se comprendan cómo el consumo elevado de marihuana podría causar estos aumentos en los niveles de apoC-III, esta proteína podría ser una de las razones por las que los consumidores de la droga tienen un mayor riesgo de ataque cardiaco e ictus.
Fuente: Azprensa