Hasta un 60% de los ancianos que viven en Residencias Geriátricas, tanto públicas como privadas, puede sufrir desnutrición, según señalan los estudios que manejan las principales sociedades médicas dedicadas a la Nutrición y la Geriatría. Las personas con mayor riesgo nutricional son aquellas con una ingesta alimentaria baja, úlceras por presión, y problemas de masticación. También padecer dos o más enfermedades crónicas, la polimedicación, la disfagia y la demencia se han correlacionado con la aparición de malnutrición.
Estos datos se han puesto de manifiesto en la primera edición del Curso teórico- práctico de Nutrición para Enfermería Geriátrica, que tuvo lugar recientemente en Sitges, con la colaboración de Novartis Medical Nutrition. En el Curso -acreditado por la Comisión de Formación Continuada del Sistema Nacional de Salud y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y avalado por la Sociedad Española de Nutrición Enteral y Parenteral (SENPE) y la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG)- participaron 60 enfermeras de residencias geriátricas de toda España.
Elvira Hernández, Enfermera Supervisora de la Residencia Geriátrica «Los Robles» de Mortera (Cantabria) y coordinadora del Curso, afirma que esta malnutrición supone un factor de riesgo de mayor mortalidad “ya que una ingesta de energía por debajo de la media se ha asociado a un incremento del riesgo de muerte en 6 meses”, además de una pérdida funcional y de calidad de vida. “Se produce una disminución de la capacidad del anciano para desarrollar las actividades de la vida diaria”.
Según se puso de manifiesto en el curso, es posible detectar la malnutrición e intervenir eficazmente “identificando los factores de riesgo, realizando encuestas dietéticas que detecten los desequilibrios nutricionales, mediante datos antropométricos y bioquímicos que nos indiquen los cambios en los compartimentos corporales e identificando las manifestaciones clínicas de las enfermedades precozmente”, resalta Elvira Hernández.
Causas de la desnutrición
Los ancianos son un grupo de riesgo de malnutrición, ya que padecen procesos propios del envejecimiento que favorecen la saciedad o la disminución de sensación de hambre. “Las causas más frecuentes de esta malnutrición en el anciano son los trastornos de la deglución, el tracto gastrointestinal no funcionante, la anorexia producida por la ingesta de fármacos, por enfermedades agudas, por depresión o por demencia, y las enfermedades crónicas como cáncer, EPOC, o enfermedad renal e infecciones”, señala la enfermera Elvira Hernández.
Entre los trastornos de la deglución, la complicación más usual es la aparición de disfagia “la dificultad para masticar y tragar los alimentos como consecuencia de procesos obstructivos o motores de la vía orofaríngea o esofágica”, señala por su parte Elena Moreno.
Fuente:www.azprensa.com