Uno de cada tres pacientes con un diagnóstico previo de disfunción sexual presenta alguna otra patología

A pesar de que en los últimos cuatro años las consultas por problemas sexuales han aumentado un 34 por ciento en España, sólo el 18 por ciento de los afectados por alguna disfunción sexual acude al facultativo, según un estudio de Demoscopia cuyos resultados han sido puestos de manifiesto en el XIV Congreso Nacional y VIII Internacional de la Medicina General Española, celebrado en Salamanca. “La vida sexual continúa siendo un tema tabú tanto para la población en general, que se avergüenza de su problema, como para los profesionales de la medicina, que creen indiscreto interesarse por la vida sexual de sus pacientes”, afirma el doctor Pedro Tárraga, coordinador nacional del grupo de trabajo sobre Salud Sexual de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG).

“Así, se ha confirmado que únicamente el 6 por ciento de los facultativos se interesa por la sexualidad de sus pacientes”, anuncia. El médico de cabecera es a quien primero acuden los afectados por alguna disfunción sexual, problemas que tienen una prevalencia del 34 por ciento entre la población, aunque “en el primer nivel asistencial no se requiere ser especialista en sexología, sino disponer de unos conocimientos básicos, así como predisposición para la escucha sin prejuicios, ni falacias, ni errores científicos y el respeto ante los comportamientos sexuales de los consultantes”, defiende este facultativo, y añade que “el no abordar los posibles conflictos, síntomas u otros problemas derivados de las actividades sexuales de las personas que nos consultan es no tener una visión integral de la salud y desconocer las directrices que la OMS viene dando desde 1974 con respecto a la salud sexual”.

De esta manera, el abordaje de las disfunciones sexuales pasa, como sucede con cualquier otro problema de salud, por preguntar a los pacientes por su actividad sexual, “lo que permitirá su detección activa”, asegura el doctor Vicent Bataller, coordinador del espacio de sexología de la Universidad Internacional de Gandía y director de este centro. Esta detección activa resulta de especial importancia en pacientes con patologías como hipertensión, diabetes, depresión, ansiedad u otros trastornos mentales, así como en casos de adicciones, hábitos tóxicos o medicación crónica, ya que muchas veces la disfunción sexual “se presenta como marcador eficaz de la salud en general y su detección puede orientar al clínico sobre la existencia de estas otras patologías”, anuncia el doctor Bataller. No en vano, “uno de cada tres pacientes ha sido diagnosticado de alguna patología orgánica gracias al diagnóstico previo de una disfunción sexual”, se ha informado en el congreso de la SEMG. “Las enfermedades crónicas pueden afectar la salud sexual por múltiples razones, desde las meramente orgánicas, hasta las psicológicas, produciendo problemas sociales, laborales, familiares, de pareja y de autoestima, además de trastornos sexuales”, describe el doctor Bataller.

A modo de ejemplo, el doctor Tárraga hace alusión al estudio “Aplaude”, que revela que el 80 por ciento de las disfunciones eréctiles se debe a problemas orgánicos, mientras el otro 20 por ciento es consecuencia de procesos psicológicos”. Así, “uno de cada tres hombres con disfunción eréctil presenta una angina cardiaca asintomática”, comenta el doctor Tárraga haciendo alusión al mismo informe. Además, distintas investigaciones han constatado que entre los hombres que padecen disfunción eréctil, un 22 por ciento padece diabetes; un 27 por ciento, alteraciones en los niveles de colesterol; un 21 por ciento, hipertensión, y un 30 por ciento, trastornos de la ansiedad y depresión, confirma el doctor Tárraga.

“La disfunción sexual es frecuente en los pacientes diabéticos”, manifiesta el doctor Bataller, “entre los cuales la incidencia suele ser de dos a cinco veces superior que entre la población general, observándose un aumento gradual con la edad”. Aproximadamente un 15 por ciento de los diabéticos entre 30 y 40 años padece problemas de disfunción eréctil, cifra que aumenta hasta el 55 por ciento a partir de los 60 años. La impotencia aparece en el 50 por ciento de los diabéticos con más de 10 años de evolución de la enfermedad, según este mismo facultativo. La incidencia de la diabetes en la función sexual femenina ha sido poco estudiada, según se ha puesto de manifiesto en Salamanca, “aunque el problema de mayor prevalencia es la disminución de la lubricación vaginal”, han asegurado médicos generales, que estiman que aproximadamente un 30 por ciento de las mujeres diabéticas sufre alguna alteración sexual.

Las enfermedades cardiovasculares también afectan a la vida sexual de hombres y mujeres. El estrés emocional que supone haber padecido un evento cardiovascular es lo suficientemente intenso como para requerir ayuda psicológica en muchos de estos pacientes (entre el 37 por ciento y el 58 por cietno). Distintos estudios concluyen que “el fracaso para la readaptación social y el retorno a unos niveles de actividad normalizados, incluida la actividad sexual, se puede achacar a problemas psicológicos y a la depresión post-infarto, más que a alteraciones orgánicas”, han explicado estos facultativos, “hasta el punto que el 50 por ciento de los afectados tiene miedo a que reanudar la actividad sexual le cause un nuevo episodio cardiovascular”.

Otra de las patologías que podemos encontrar tras una disfunción sexual es la hipertensión, sobre todo tras una disfunción eréctil. El 15 por ciento de los hombres hipertensos tienen probabilidad de padecer impotencia completa, como indican estos facultativos, la mayoría de las veces a causa de una lesión arterial (89 por ciento). Asimismo, la hipertensión causa problemas sexuales en el 46,5 por ciento de los hombres hipertensos y en el 18 por ciento de las mujeres hipertensas, que presentan una mayor disminución de la lubricación vaginal y disminución en la frecuencia de orgasmos si se comparan con las mujeres normotensas.

Los doctores Tárraga y Bataller advierten de que algunos tipos de cáncer y las terapias oncológicas también pueden causar problemas sexuales: “el 50 por ciento de las mujeres que han sufrido cáncer de mama sufren alteraciones en su vida sexual, y el mismo porcentaje es válido en el caso del cáncer ginecológico”, sostiene el doctor Bataller, “ya que experimentan cambios en las sensaciones genitales, tales como dolor o pérdida de sensibilidad”. En el caso de los hombres, las tasas de disfunción eréctil en enfermos con cáncer de próstata oscilan entre el 60 y el 90 por ciento de los varones tras una prostatectomía radical y entre el 67 por ciento y el 85 por ciento después de recibir radioterapia, como demuestran varios trabajos citados por ambos facultativos. De hecho, el 76 por ciento de los casos de disfunción sexual en el hombre son de origen prostático.

A todas estas enfermedades, el doctor Bataller suma la enfermedad de Parkinson, que genera disfunción sexual a entre el 60 por ciento y el 85 por ciento de los hombres y al 75 por ciento de las mujeres que la padecen, y la esclerosis múltiple: “un 64 por ciento de los hombres y un 39 por ciento de las mujeres en fases avanzadas de esta patología refieren que su vida sexual está gravemente afectada”, destaca el doctor Bataller.

“El médico de Atención Primaria también debe tener en cuenta que algunos fármacos influyen sobre la vida sexual de sus pacientes”, señala el doctor Tárraga, y advierte que “los psicotropos y los antihipertensivos son los dos grupos farmacológicos más relevantes en cuanto a sus efectos secundarios sobre la función sexual”.

En este sentido, la tesis doctoral que el doctor Ángel Celada, miembro de la SEMG, presentará en breve y cuyos resultados adelantó en este congreso, se centra la disfunción eréctil en 180 pacientes de Atención Primaria de Albacete y Cuenca, con factores de riesgo cardiovascular, concluyendo que el 80 por ciento de diabéticos, hipertensos o pacientes con el colesterol alterado, tiene problemas de disfunción eréctil, y que “con un mayor control de estos factores de riesgo mejora sensiblemente la disfunción eréctil, afección que influye sobre la calidad de vida del enfermo, sobre todo en la vida afectiva”, avanza el doctor Celada.

Según se ha puesto de manifiesto en el congreso de la SEMG, dos millones de españoles son incapaces de mantener una erección con la rigidez suficiente como para tener relaciones sexuales satisfactorias, lo que se conoce como disfunción eréctil. “Aunque sólo están recibiendo tratamiento 200.000 personas afectadas”, puntualiza el doctor Bataller, “ya que sólo el 3 por ciento de los que padecen disfunción eréctil busca la ayuda de algún facultativo, algo impensable en cualquier otra patología”, continua este doctor.

Tras la disfunción eréctil, que representa el 48 por ciento de las consultas por alteraciones sexuales en el hombre, encontramos la eyaculación precoz (30 por ciento de las consultas) y la inapetencia sexual o falta de deseo (8 por ciento), junto a su variante la fobia o el rechazo al sexo opuesto, según datos facilitados por el doctor Tárraga.

Entre las mujeres españolas, la falta de deseo es el problema sexual más habitual, con una prevalencia que oscila entre el 30 por ciento y el 50 por ciento, aunque sólo representa un 15 por ciento de las consultas por problemas sexuales femeninos. El 7,5 por ciento de las consultas son por anorgasmia y el 1,6 por ciento, por vaginismo, como se ha indicado en este encuentro. Se trata de datos recientes facilitados por el Instituto Andaluz de Sexología, señala el doctor Tárraga.

Fuente:www.azprensa.com

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