Un anteproyecto elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge las guías que actualizan los principios directores de las donaciones y trasplantes de órganos y tejidos, así como emite directrices para evitar los abusos que se producen en este campo, como son las donaciones de personas vivas, el tráfico de órganos o el “turismo” en busca de órganos humanos.
El objetivo de esta medida es ayudar a resolver problemas como la escasez global de órganos y otros tejidos para el trasplante, el creciente turismo en busca de éstos, la calidad, seguridad y eficacia de las operaciones y el seguimiento y recuento de órganos humanos que cruzan las fronteras.
Diversas entidades médicas, así como todos los países que conforman la OMS, han acordado la creación de un Registro Mundial de Transplantes, que tiene la finalidad de ayudar a los países en vías de desarrollo a iniciar programas de transplantes y trabajar hacia un sistema codificado, global y unificado para los órganos, las células y los tejidos, que tendrá su sede en Madrid.
Para la OMS, uno de los principales problemas a abordar es el aumento de los casos de explotación comercial de diversas partes del cuerpo. En este sentido, Howard Zucker, director general adjunto de la OMS para Tecnología de la Salud, afirmó que “los órganos humanos no son recambios” y que “nadie puede poner precio a un órgano que va a salvar la vida de una persona”.
Por su parte, Luc Noel, máximo responsable de transplantes en la OMS, añadió que «la inexistencia de leyes, o su laxitud, sobre la donación de órganos y los trasplantes animan a la comercialización y al turismo de transplantes». Y dijo: «Si todos los países llegan a un acuerdo común, y detienen la explotación comercial, el acceso será más justo y tendremos menos tragedias sanitarias».
Los principios de la OMS subrayan que la persona -tanto el receptor del órgano como el donante- deben recibir la mayor atención como pacientes y como personas; que la explotación comercial de órganos niega el acceso en igualdad de condiciones y puede ser dañino tanto para los donantes como para los receptores y que la donación de órganos de pacientes vivos conlleva numerosos riesgos para la salud que se pueden evitar promocionando la donación de donantes fallecidos.
Fuente:www.azprensa.com