La falta de deseo sexual afecta a un 33 por ciento de las mujeres y los casos se elevan al 45 por ciento tras la menopausia

Estudios americanos y europeos han cuantificado en un 33 por ciento el número de mujeres de entre 18 y 59 años que sufren una disminución del deseo sexual, un trastorno que puede tener un origen psicológico, hormonal o una combinación de ambos. Así lo ha afirmado la doctora Charo Castaño, psicóloga-sexóloga de la Unidad de Disfunción Sexual del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y coordinadora del Grupo de Sexualidad de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). La cifra de casos se eleva hasta el 45 por ciento tras la menopausia.

“La falta de deseo sexual en la mujer», aseguró la doctora Castaño, «es una de las disfunciones más frecuentes en las consultas de ginecología y sexología y, precisamente, el llamado trastorno del deseo sexual hipoactivo acarrea en la mujer más ansiedad que los trastornos relacionados únicamente con el orgasmo”.

Sin duda, la relación de la sexualidad femenina con las hormonas es importante, tal y como explicó el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y presidente del Comité Organizador del VII Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM), que estos días se celebra en Madrid. «Las alteraciones hormonales son determinantes en el deseo sexual femenino», subrayó el doctor Palacios. «Los cambios que experimenta la mujer en los años anteriores a la menopausia y durante la misma o con la menopausia quirúrgica pueden provocar una caída en el deseo sexual y en ocasiones puede tratarse con fármacos».

Sin embargo, las hormonas no son las únicas responsables de los posibles vaivenes que pueda tener una mujer en ese sentido. Prueba de ella son las estadísticas, que reflejan cómo mujeres jóvenes se encuentran con ese problema, consecuencia en muchos casos de una mala información o de una mala adaptación al medio.

Factores psicológicos individuales y de pareja

Castaño explicó que en la pérdida de deseo influyen tanto factores psicológicos individuales como de pareja. Entre los individuales destacan los estados depresivos, la ansiedad y la angustia, “que en muchísimos casos encubre una depresión”, asegura la doctora. Por otra parte, las causas atribuibles a la pareja pasan por diferencias en los valores, el sentimiento de tarea u obligación ante el sexo, la saturación sexual, la preocupación de los hombres a estar a la altura y la frustración orgásmica en la mujer, la diferente evolución con los años o los auténticos conflictos de pareja.

Según la doctora Castaño, “en todos los casos, excepto en estos dos últimos –la diferente evolución de los códigos sexuales con los años y las situaciones de pareja en las que tienen demasiado que reprocharse- la situación puede solucionarse con intervención en pareja y con cada uno de ellos. Así, muchas veces se ha creado un hábito que hay que reeducar”.

 

Paralelamente a las cuestiones psicológicas, el doctor Palacios explica que “hay que tener en cuenta los trastornos hormonales, porque puede haber una disfunción biológica que puede necesitar de terapias farmacológicas”. “Es lo que puede suceder a muchas mujeres en la perimenopausia”, añade este experto, “cuando experimentan que sus zonas más erógenas han perdido cierta sensibilidad y que tienen sequedad vaginal y les duele la penetración. Por estos motivos, la mujer se siente mal y va postergando el sexo”.

 

Cuando hay una bajada brusca de hormonas, tanto en la menopausia natural como en la menopausia quirúrgica, la sexualidad de la mujer se puede ver afectada porque la atrofia vaginal va acompañada de atrofia del deseo y de las fantasías sexuales, así como la disminución o falta de sensibilidad en todas las zonas erógenas. Todo esto hace que las relaciones sexuales puedan convertirse en una preocupación incluso en angustia en vez de ser un motivo de encuentro y placer.

 

En el caso del orgasmo, la doctora Castaño afirma que muchas de las mujeres jóvenes que tienen dificultades responden a personalidades inseguras, con unas falsas expectativas sobre ellas mismas, perfeccionistas y controladoras. “Además, se observa que aunque hoy día las chicas se inician en las relaciones sexuales muy pronto, esto no quiere decir que sean sexualmente maduras”, argumenta.
Fuente:www.azprensa.com

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