“Si la embarazada aumenta su peso en más de 2 kilos al mes, si tiene una edad elevada en su primer embarazo, si se trata de una gestación múltiple (con frecuencia como consecuencia de una fecundación in vitro), si padece diabetes u obesidad, el riesgo de desarrollar hipertensión y preeclampsia es mucho mayor”, asegura la doctora Nieves Martell, coordinadora del Club del Hipertenso de la Sociedad Española de Hipertensión.
Además, y según explica esta especialista, la falta de control de las cifras de presión arterial, por encima de 140/90 mmHg, durante el embarazo puede provocar graves complicaciones a la madre y al niño, por lo que “es muy importante que las mujeres conozcan sus cifras de presión arterial antes de quedarse embarazadas y que, una vez en gestación, las controlen de forma periódica”, recomienda la doctora Martell. En condiciones normales, durante el primer trimestre del embarazo suele producirse una bajada fisiológica de las cifras de presión arterial y a partir del cuarto mes se van elevando poco a poco hasta recuperar, en el tercer trimestre, las que se tenían antes del embarazo. Sin embargo, “puede ocurrir que la tensión no baje o que, por el contrario, se eleve ligeramente. En estos casos debemos estar alerta porque la evolución más probable es que siga aumentando y terminemos la gestación con una posible complicación”, explica la experta, de ahí la importancia de conocer las cifras de presión antes del embarazo.
Preeclampsia y eclampsia
La preeclampsia y la eclampsia son dos trastornos derivados de una subida de la presión arterial durante el embarazo. La primera afecta al 5 por ciento de las embarazadas, es más común en las primerizas, puede presentarse desde la semana 20 de gestación y mantenerse hasta el final de la primera semana tras el parto.
La hipertensión arterial durante la gestación puede afectar al crecimiento y peso del bebé dependiendo en la etapa del embarazo en que se produzca. Si ocurre justo antes del término, puede que el niño nazca con bajo peso o que sea prematuro -antes de las 37 semanas- lo que aumenta el riesgo de sufrir problemas de aprendizaje. Ello se produce porque esta patología se caracteriza por provocar el “cierre” de los vasos sanguíneos del útero que le aportan oxígeno y alimentos. Otro problema que puede darse es el desprendimiento prematuro de la placenta de la pared uterina. Este desorden no afecta durante el periodo de la lactancia, excepto cuando la HTA es tan severa que precisa de mucha medicación para controlarla tras el parto.
Sólo en un 0,5 por ciento de los casos la situación no se logra controlar y acaba derivando en una eclampsia, la forma más grave, que se manifiesta con convulsiones en la madre o incluso acaba produciendo un estado de coma y la muerte del feto. Por el momento, no se conocen las causas que la provocan.
Fuente:www.azprensa.com