La Universidad de Harvard (EEUU) acaba de publicar un estudio en el que se concluye que los beneficios del consumo de pescado, y en particular del pescado azul, superan ampliamente a los hipotéticos riesgos. Gracias a esta investigación, se ha visto que un mayor consumo de pescado reduce el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares (mortalidad de un 39% para mujeres y 29% en hombres, según datos del año 2002) y, además, reduce la tasa de mortalidad global dado que los beneficios del consumo de pescado son superiores a los eventuales riesgos.
A este estudio referente a los múltiples beneficios del pescado azul, se une la investigación realizada en Suecia por el Instituto Karolinska y publicada por The Journal of the American Medical Association. Ésta concluye que tomar pescado azul una o más veces a la semana puede reducir casi un 44% el riesgo de padecer cáncer de riñón, dado que los ácidos grasos omega 3 y la vitamina D presentes en esta variedad de pescado podrían influir en su acción protectora.
Por todo ello, cabe destacar la importancia de incluir en la dieta pescado azul. El atún en aceite alto oleico con isoflavonas de Isabel cuenta con los múltiples beneficios del pescado azul y destaca por poseer importantes vitaminas y minerales. Cuenta con un excelente aporte de vitaminas D, B12, B3 y A y un buen contenido en magnesio, fósforo y potasio, además de una interesante proporción de cobre y hierro. De igual modo, posee un excelente balance lipídico y destaca por la presencia de ácidos grasos insaturados y esenciales, entre ellos los ácidos grasos de la serie omega 3 (DHA y EPA).
El desarrollo del estudio realizado por el Instituto Karolinska consistió en entregar un cuestionario dietético a 61.433 mujeres con edades entre los 40 y 76 años, que nunca habían tenido cáncer y formaban parte de un estudio nacional sobre mamografía. El seguimiento sobre este grupo de mujeres se prolongó durante quince años, periodo en el que 150 de ellas desarrollaron un carcinoma renal, variedad que representa el 80% de todos los cánceres de riñón. Se analizó la frecuencia con que consumían pescado azul, comprobando que aquellas que lo hacían una o más veces a la semana tenían un riesgo un 44% menor de sufrir este tipo de patología que aquellas mujeres que no consumían este alimento con dicha frecuencia.
Los autores de dicho estudio consideran necesario futuros estudios centrados en el efecto protector del pescado azul frente a un tipo concreto de cáncer. No obstante, los resultados quedan patentes y es que al tener en cuenta el efecto protector de este alimento a largo plazo, al cabo de quince años, el riesgo llegó a ser un 74% inferior.
Omega 3
El Atún Oleicol posee un óptimo balance lipídico por cada 100 g, con 1.6 g de grasas saturadas, frente a 6.7 g de monoinsaturadas y 1.7 de poliinsaturadas. Los ácidos grasos de la familia omega 3 procedentes de los pescados proveen una protección adicional, en particular sobre la enfermedad coronaria. El estudio realizado por el Instituto Karolinska muestra nuevas evidencias científicas al considerar su acción protectora frente al carcinoma renal.
En cuanto a la proporción de lípidos, cabe destacar en el Atún Oleicol el protagonismo de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), en cantidades comprendidas entre un 25-45 % de los ácidos grasos totales. Incluidos en este grupo, nos encontramos con los ácidos grasos esenciales de la serie omega 3.
Vitamina D
De igual modo, la vitamina D es importante en la formación de los huesos y dientes, pues favorece la absorción intestinal de calcio y fósforo y aumenta su reabsorción renal. Recientemente se han descubierto otras muchas funciones relacionadas con el sistema nervioso, el cerebro, el páncreas, etc. Si existe una adecuada exposición al sol, la cantidad de vitamina formada en la piel puede ser suficiente para cubrir las necesidades. De cualquier manera, existen numerosos factores que condicionan la adecuada síntesis cutánea, por lo que el aporte dietético de la vitamina es necesario para muchas personas. Entre ellas, personas mayores que tienen menores niveles cutáneos del precursor, menor exposición al sol y cuando se exponen lo hacen con el cuerpo cubierto; personas con alto grado de mecanización, personas inmovilizadas o que permanecen mucho tiempo en interiores.
Fuente:www.azprensa.com