Tres médicos de Seattle (EE UU) han escrito un artículo crítico en la edición 15 de agosto de la publicación Clinical Infectious Diseases, en donde resumen cómo está la situación en el campo de la investigación de la vacuna del VIH. Explican que aunque el VIH ha planteado numerosos retos a los investigadores de la vacuna, existen varios estudios en marcha o planeados que podrían conducir a la futura obtención de la vacuna.
Sin embargo, dadas las sorpresas y dificultades que ha experimentado este campo a lo largo de los últimos veinte años, los médicos no han realizado una estimación de cuándo podrá estar disponible una vacuna.
Dificultades en la investigación de la vacuna del VIH
Los médicos explican que el VIH posee tres propiedades que han dificultado la búsqueda de una vacuna eficaz.
En primer lugar, el VIH transcribe su material genético de ácido ribonucleico (ARN) a ADN tras infectar las células, antes de ocultar este ADN en las longevas células-T CD4, preparándose para empezar a producir más partículas de VIH en cualquier momento. Esto significa que una vacuna eficaz contra el VIH debe ser capaz de estimular una respuesta inmunológica de larga duración para prevenir una nueva producción de VIH en el organismo.
En segundo lugar, el VIH daña precisamente las mismas células inmunológicas necesarias para una vacuna eficaz; y en tercer lugar, el VIH es genéticamente diverso, presentando tres grandes grupos que contienen distintos subgrupos, que se distribuyen en distintas proporciones por todo el mundo.
Estos problemas han hecho que los enfoques tradicionales para el desarrollo de una vacuna sean más difíciles. Mientras que las vacunas contra infecciones como la polio están diseñadas para estimular la producción de anticuerpos en el organismo, este enfoque ha fracasado en la investigación de vacunas para el VIH, ya que la variabilidad de la estructura del virus, tanto dentro de un mismo paciente como entre pacientes, ha dado lugar a que las respuestas a las vacunas fueran demasiado restringidas y demasiado débiles.
Más aún, señalan estos médicos, las dos vacunas que han entrado en grandes ensayos de Fase III fueron diseñadas para actuar sobre las proteínas de la cubierta (gp120 y gp160) en la superficie de la partícula de VIH. Actualmente se sabe que estas proteínas cambian de forma y posición cuando se unen a los receptores de la superficie de una célula-T humana, haciendo ineficaces a los anticuerpos.
Sin embargo, estudios recientes han empezado a presentar datos más prometedores. Los anticuerpos «monoclonales» producidos en laboratorio que actúan sobre las proteínas de la cubierta, pueden proteger frente a un abanico de cepas de VIH en las pruebas en tubos de ensayo y han protegido a monos frente a la infección por virus relacionados con el VIH. «El comprender cómo desarrollar inmunógenos que puedan imitar los efectos de estos anticuerpos monoclonales y que puedan estimular la producción de anticuerpos neutralizantes eficaces frente a una amplia variedad de cepas circulantes de VIH, sigue constituyendo un reto», escriben los autores.
Inmunidad basada en las células
Tras la decepción producida por las vacunas diseñadas para generar anticuerpos frente al VIH, más recientemente, la investigación se ha dirigido a intentar estimular una respuesta celular frente al VIH. Este tipo de inmunidad está mediada por las células-T asesinas CD8 o «linfocitos-T citotóxicos», que pueden identificar y destruir las células infectadas por organismos que provocan enfermedades.
El grupo de médicos comenta que estimular este tipo de inmunidad es menos probable que prevenga la infección por VIH que la inmunidad mediada por anticuerpos. Sin embargo, el desarrollo de una vacuna eficaz podría prevenir la enorme pérdida de células-T CD4 que tiene lugar tras la infección por VIH, así como reducir la carga viral de los pacientes tras la infección, lo que resultaría en una progresión de la infección más lenta y una menor probabilidad de que el VIH se transmita.
Diseño de vacuna
La investigación de la vacuna del VIH se ha visto también perseguida por problemas con los diseños tradicionales de vacuna. Emplear vacunas basadas en virus del VIH vivos «atenuados» es demasiado peligroso debido al riesgo de infección por VIH por la propia vacuna. Las vacunas con VIH muerto no producen una respuesta inmunológica eficaz.
Otras aproximaciones que han fracasado son el uso de proteínas aisladas de partículas de VIH, como proteínas de la cubierta, o secciones cortas de proteínas del VIH denominadas «péptidos». Ninguna de ellas ha producido respuestas inmunológicas fuertes, especialmente en los dos ensayos de Fase III que emplearon enfoques basados en proteínas de la cubierta.
Más éxito han tenido las vacunas basadas en ADN para introducir genes del VIH en el organismo, a menudo empleando vectores para transportar los genes tales como otros virus o bacterias inofensivos. El grupo de médicos resume la situación actual de la investigación de estas vacunas con vector explicando que la mejor solución podría ser el uso de más de un tipo de vacuna dentro de una estrategia «activación y refuerzo».
Entre los vectores más habitualmente empleados están los virus canarypox y dos versiones del virus que provoca la viruela, modificados de modo que no provoquen la enfermedad, aunque éstos han adolecido de producir sólo una inmunidad celular débil. Por contra, los vectores para la vacuna del VIH desarrollados hoy, incluyen el vector adenovirus tipo 5 (Ad5). Están en desarrollo dos versiones del mismo, una por parte de Merck y la otra por parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Aunque existen preocupaciones de que el efecto de la inmunidad natural frente al adenovirus entre la población humana pueda reducir la eficacia de estas vacunas, sus fabricantes están intentando superar estos problemas empleando tipos virales poco comunes, produciendo virus vectores híbridos en el laboratorio o combinando el vector con otro tipo de vacuna.
¿Promesas para el futuro?
Tras el éxito de los ensayos de seguridad, los vectores de Merck ya han entrado en un gran ensayo de larga duración para determinar su eficacia en pacientes, mientras que se espera que la vacuna de los Institutos Nacionales de Salud pase a esta fase el próximo año, marcando una nueva fase en la investigación de la vacuna.
«El pasado año, el desarrollo de vacunas del VIH entró en la era de los ensayos de eficacia de vacuna mediada por linfocitos-T citotóxicos, con la iniciación del estudio STEP de la Red de Ensayos de Vacunas contra el VIH/Merck», escriben los autores. «Junto con otros ensayos en marcha y por venir, este estudio de referencia determinará si las actuales vacunas de vector viral son capaces de generar respuestas de células-T de una cantidad y calidad capaz de alterar el curso individual y mundial de la infección por VIH.»
Sin embargo, las decepciones y sorpresas que han supuesto otros ensayos previos constituyen una sombría advertencia de que el optimismo raramente se ve recompensado en el campo de la vacuna del VIH. Hasta que los resultados de este ensayo, y de otros similares, hayan sido reunidos, analizados y publicados, los esfuerzos para controlar la expansión del VIH seguirán centrados en la promoción de prácticas más seguras en el sexo y la inyección de drogas, el desarrollo de microbicidas, la profilaxis pre- y post-exposición y la prevención de la transmisión de madre a hijo del virus.
Referencia: Duerr A et al. HIV vaccines: new frontiers in vaccine development. Clin Infect Dis 43: 500-511, 2006.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
Fuente: 27.7.06 – Actualización en Tratamientos – España
Chris Gadd. Base de datos: Dr. Argañaraz – sexologiamed@ciudad.com.ar