Por ello, aunque siempre es importante llevar una alta protección facial, durante el embarazo es «obligatorio» si no se quiere dejar la cara cubierta de manchas oscuras «para siempre», advierte el doctor José Bellver, del Instituto Valenciano de Infertilidad.
Según explica, las cremas solares son compatibles con el embarazo pero aconseja preguntar al farmacéutico la composición por si algún factor pudiera absorberse por la piel y afectar al feto, como cualquier medicación tópica. Además, señala que en el primer trimestre la hipertermia (aumento de la temperatura corporal materna), especialmente en el abdomen, puede generar malformaciones fetales, por lo que hay que evitar en el aseo personal bañarse en agua muy caliente y una exposición solar prolongada en horarios de máxima temperatura.
En cuanto a los baños en las piscinas y el mar, este especialista asegura que bañarse no supone ningún riesgo para las embarazadas en caso de llevar un embarazo normal, ya que el tapón mucoso que se forma en el cuello uterino evita las infecciones del feto por la subida de gérmenes. Sin embargo, Bellver subraya determinadas situaciones en las que está desaconsejado: si tiene rotura de la bolsa de las aguas, por acortamiento del cuello del útero, en caso de sangrado genital, o por infecciones genitales de repetición.
Sobre cómo puede afectar el calor y la humedad a las embarazadas, este doctor del Instituto Valenciano de Infertilidad alerta de que las condiciones de humedad local-genital provocadas por una mayor sudoración y por el uso prolongado de bañadores mojados pueden incrementar el riesgo de hongos vaginales, que ya de por sí es mayor durante el embarazo, por lo que recomienda llevar ropa interior que transpire y cambiarse la ropa húmeda con frecuencia.
Por otra parte, considera peligroso en mujeres embarazadas con factores de riesgo como diabetes gestacional, hipertensión y obesidad el hecho de que la llegada del calor que aumenta la ingesta de bebidas calóricas y de alimentos con elevado contenido en hidratos de carbono (helados, granizados) que provocan un aumento de peso. En todo caso, recuerda que el consumo de bebidas alcohólicas frías está desaconsejado porque se desconoce cuál es la dosis a partir de la cual puede ser tóxica para el feto.
Finalmente, dice que hasta el séptimo mes de gestación se puede viajar en avión si se ha llevado un embarazo normal, sin olvidar que en vuelos de más de tres horas es necesario mover las piernas para no incrementar el riesgo de trombosis, y lo mismo ocurre con viajes largos en coche. No obstante, durante los dos últimos meses de embarazo no es aconsejable volar por la posibilidad de parto prematuro, además de que muchas compañías aéreas exigen un certificado médico para poder volar a partir del octavo mes.
Fuente: www.azprensa.com