Consumir pescado, sobre todo de la clase ‘azul’, muy rico en ácidos grasos poliinsaturados, no sólo es bueno para prevenir afecciones cardiovasculares, sino también contra determinadas enfermedades respiratorias, entre ellas el asma.
Esto es lo que se pone de relieve en sendos estudios internacionales a los que ha tenido acceso la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), centrados en la función benefactora del pescado en aspectos tales como la prevención del daño pulmonar causado por el tabaco o el desencadenamiento de los síntomas asociados al asma.
Según estudios llevados a cabo en Estados Unidos por las Asociaciones del Pulmón y Cirugía Torácica de aquél país, las personas fumadoras que ingieren pescado dos o más veces a la semana sufren a lo largo del tiempo una menor reducción de su capacidad pulmonar que aquellos fumadores para los cuales este alimento no se halla entre sus favoritos.
La razón de que esto sea así no se conoce, «aunque se sospecha -afirma el doctor Izquierdo Alonso, neumólogo del hospital General de Guadalajara y miembro del área de infecciones respiratorias de la SEPAR- que el efecto protector del pescado en fumadores puede deberse a su aceite, muy rico, sobre todo si se trata de pescado azul, en ácidos grasos omega-3».
En todo caso, y sea cual sea la propiedad o propiedades específicas del pescado relacionadas con la prevención del daño pulmonar, «lo cierto es -añade este médico- que ya empieza a haber bastantes evidencias de que su consumo regular puede ser un factor de inhibición de procesos inflamatorios relacionados con enfermedades respiratorias de tipo crónico.»
En el asma
De hecho, los beneficios derivados del consumo de este alimento también se han asociado con el asma, o mejor dicho, con la aparición de los síntomas -sibilancias, pitidos en el pecho, dificultades respiratorias en suma- que caracterizan a esta afección, cada vez más frecuente en los países desarrollados.
El último estudio sobre el particular del que tiene conocimiento el grupo de trabajo sobre asma de la SEPAR se efectuó en Australia, y consistió en comparar la dieta habitual de un numeroso grupo de personas asmáticas con la que seguía otra muestra equivalente de población no afectada por este problema. La conclusión fue que el consumo de pescado era más frecuente entre estos últimos.
El motivo por el que el pescado contribuiría a evitar o paliar los ataques de asma tampoco ha podido determinarse con exactitud. Sin embargo, y a falta de pruebas más concluyentes, el doctor Izquierdo Alonso se inclina por recomendar que el pescado forme parte de la dieta habitual de la población en general, y de los enfermos respiratorios crónicos en particular. «Está demostrado -afirma el mencionado especialista de la SEPAR- que la llamada dieta mediterránea, en la que se incluye por derecho propio este alimento junto a otros como la verdura, las legumbres y el aceite de oliva, es comparativamente mucho mejor que la dieta anglosajona, en la que predomina más la grasa de origen animal, y esto tiene unos efectos directos sobre el estado de salud de la persona.»
Fuente:www.azprensa.com