La erección es el resultado de una serie de eventos que se centran fundamentalmente en el inicio y el mantenimiento de la vasodilatación del cuerpo cavernoso del pene. Un mediador clave en el proceso fisiológico es el óxido nítrico (ON), el cual procede tanto de fuentes neuronales como endoteliales. La activación del ON neuronal inicia la erección, mientras que el endotelial conduce a la producción sostenida de ON y el mantenimiento de la erección. Así lo explicó el profesor Klaus Peter Jünemann, jefe del Servicio de Urología del Hospital Schleswig-Holstein de Alemania, durante el 21º Congreso Europeo de Urología celebrado en París.
De ahí la importancia del oxígeno en la fisiología de la erección pues, tal y como demuestran datos preliminares obtenidos con modelos preclínicos de disfunción erectil (DE), la estimulación del nervio cavernoso se traduce en un aumento de la presión parcial del oxígeno en la arteria penil y en un incremento de la presión intracavernosa, un indicador de la dureza de la erección y del flujo pudendal. La hipoxia sistémica reduce la potencia de la erección, pues disminuye de esta forma la presión intracavernosa y, en consecuencia, la dureza de la erección al limitar la producción de ON, lo que impide la cadena de mecanismos y reacciones que favorecen la erección.
También se sabe que los hombres con enfermedad cardiovascular tienen un estado fisiopatológico de hipoxia que contribuye a su problema de disfunción. Todo ello demuestra la importancia de la oxigenación para la correcta señalización nitrérgica.
Una nueva herramienta
Una vez evaluados todos estos factores, el mismo modelo preclínico ha puesto de manifiesto que el citrato de sidenafilo es capaz de contrarrestar la disminución de la presión intracavernosa provocada por la hipoxia mejorando notablemente tanto la potencia de la erección como su calidad.
Precisamente para evaluar esta calidad se presentó en el mismo foro un nuevo cuestionario denominado QEQ (Quality of Erection Questionnaire). Hasta ahora, explica Antonio Martín Morales, jefe de la Unidad de Andrología del Hospital Carlos Haya de Málaga, se empleaba el Índice Internacional de Disfunción Erectil (IIEF en sus siglas en inglés), diseñado exclusivamente para valorar la respuesta al tratamiento pero no para medir la calidad de la erección. Este nuevo cuestionario, que consta de seis preguntas, hace hincapié en si ésta se consigue, cuánto tiempo se tarda en conseguirla, cuánto dura, si la relación es satisfactoria, si la dureza es satisfactoria y si la experiencia sexual también lo ha sido.
Por eso este experto aboga por su uso generalizado, lo que permitiría tener un lenguaje homogéneo para trasmitir y comparar estudios. “Un cuestionario donde se traduce y se convierte todo a escala numérica disminuye la variabilidad que puede haber entre los distintos trabajos y apreciaciones de los médicos”, concluye.
La DE como centinela de enfermedad cardiovascular
¿En qué medida se puede ver implicado el urólogo en la detección precoz de ciertos trastornos cardiovasculares? Tal y como señala Antonio Martín Morales, “después de siete años de tratamiento en pacientes con disfunción erectil (DE) estamos viendo que este problema es un ‘centinela’ de enfermedad cardiovascular, por lo que es posible que merezca la pena que personas con DE y otros factores de riesgo que no hayan sido evaluados por un cardiólogo sean evaluados por éste, no para ver si puede tomar el tratamiento, sino su función cardiovascular”.
“Tenemos que empezar a pensar que la evaluación cardiológica es necesaria —continúa—. De hecho, ya hay estudios preliminares en los cuales se ve que a sujetos con ausencia de cardiopatía alguna, cuando consultan por DE y se les remite al cardiólogo se les detectan enfermedades coronarias silentes”. De ahí que su derivación sea una de las cuestiones a tener en cuenta.
Fuente: www.azprensa.com