El sexo adelgaza, embellece, alarga la vida, disminuye el estrés y el riesgo de enfermedades. ¿Alguna otra razón para no practicarlo con más frecuencia?
Cuando el sistema límbico detecta algo que lo excita, se prende una señal de alerta que se manifiesta en el sistema nervioso y el cuerpo entero. Aumenta el aporte de oxígeno a las células y la frecuencia cardíaca, cambia el ritmo de la respiración, sube la presión sanguínea y la tensión en todo el sistema muscular. Llega a concentrarse tanto la sensación de ese momento que el mundo exterior tiende a desaparecer.
El sexo es una poción mágica detrás de la cual hay un poderoso cóctel de hormonas, que son liberadas en mayor cantidad, igual que la adrenalina, la misma que actúa en situaciones de máxima alerta. En forma paralela se produce una catarata de reacciones químicas. El cerebro libera una serie de sustancias o neurotrasmisores en regiones determinadas: serotonina, que produce un estado de bienestar anímico, psíquico y orgánico; catecolaminas, que aumentan la actividad motriz; feniletilamina, que eleva el nivel de energía física y la lucidez; endorfinas, que actúan como calmantes naturales y son las responsables de la sensación de sosiego y las encargadas de hacer sentir placer, y oxitocina –también llamada hormona del apego–, entre cuyas funciones están bloquear las hormonas del estrés y enviar mensajes a la amígdala, el centro de procesamiento de las emociones en el cerebro.
Estos cambios y reacciones han llamado la atención de endocrinólogos, cardiólogos, inmunólogos y toda suerte de especialistas que han encontrado que el sexo practicado con regularidad aleja la depresión, el estrés y la angustia, mejora la autoestima y la expectativa de vida, embellece, fortalece los músculos, ayuda a eliminar kilos de más, refuerza las defensas y hasta protege contra enfermedades. En pocas palabras, que el sexo es un elíxir para la salud en el más amplio sentido del término. Un elixir, que a pesar de tanta ciencia, es imposible de repetir en laboratorio alguno.
A continuación sus mayores beneficios:
Reduce el estrés
El contacto sexual, los besos, las caricias… reducen la ansiedad y disminuyen el nivel de las hormonas relacionadas con el estrés –sobre todo el cortisol, conocido como la hormona del estrés– y aumentan el de la oxitocina que, está asociada a los patrones sexuales y a los comportamientos que contribuyen a crear y mantener lazos afectivos y, sobre todo en las mujeres, a producir efecto relajante y tranquilizador. En los hombres, la testosterona tiende a equilibrar el efecto de la oxitocina. Al tener relaciones, la presión sanguínea baja y con ello, el cuerpo recobra la calma.
Estar en forma
Tener sexo es el mejor de los ejercicios físicos y por eso ayuda a estar en forma. Su práctica tonifica los músculos, en especial los del estómago, los glúteos y las caderas. Contribuye a reducir de peso pues, dependiendo de la intensidad, una relación sexual puede quemar 300 calorías o más (un sexo poco apasionado y de bajo rendimiento sólo consume 50). Contribuye a la formación de masa muscular y, por consiguiente, a la disminución de la pérdida de calcio en los huesos, lo que para las mujeres significa una reducción del riesgo de osteoporosis y de enfermedades cardiovasculares en la menopausia. También contribuye a mantener a raya el alto nivel de colesterol en la LDL (lipoproteina de baja intensidad) y a reducir la presión arterial.
Embellece
El sexo embellece, sobre todo a las mujeres. Cuando una mujer hace el amor, libera el doble de la cantidad normal de estrógenos –la hormona femenina por excelencia–, lo cual contribuye a mejorar la irrigación de la piel y a la producción de colágeno. La liberación de estrógenos induce mejorías estéticas: piel más suave y pelo más fuerte y sedoso.
Buen sueño
Nada mejor para caer en brazos de Morfeo que buen sexo. La excitación sexual y sobre todo el orgasmo liberan endorfinas que hacen desaparecer el estrés. La consecuencia, placentera y relajante, es un sueño reparador. Las mujeres pueden respirar tranquilas: los hombres se duermen primero después de hacer el amor porque se sienten satisfechos, no por aburrimiento.
Analgésico
Durante el acto sexual se produce una liberación de endorfinas, analgésicos naturales que aumentan la resistencia al dolor. Según algunos estudios, un orgasmo produce el mismo efecto que dos aspirinas. ¡Así que adiós a la vieja excusa de la migraña!
Aumenta la esperanza de vida
Estudios adelantados en Suecia, Estados Unidos y Escocia indican que tener sexo por lo menos tres veces a la semana podría aumentar en 10 años la esperanza de vida, ¿La razón? El acto sexual estimula la liberación de una hormona llamada DHEA –el principal generador de andrógenos en las mujeres– un esteroide cuyos niveles en la sangre justo antes o durante el orgasmo pueden llegar a ser cinco veces más altos que lo normal. Altos niveles de DHEA han sido asociados con longevidad, aumento de la libido, la formación de masa muscular y la desaparición de la depresión. Además, como durante el acto sexual el ritmo cardíaco aumenta, esto contribuye a la eliminación de grasas y toxinas, una excelente forma de prevenir problemas cardiovasculares y diabetes.
Protege contra el cáncer
Según el British Journal of Urology, los hombres disminuyen en 30% el riesgo de desarrollar cáncer de próstata si tienen cinco o más orgasmos semanales, incluyendo los que resultan de la masturbación. La investigadores sostienen que el proceso de eyaculación drena el organismo de cancerígenos acumulados. En el caso de las mujeres, el orgasmo y las caricias en los senos provocan una liberación de oxitocina, lo que al parecer las protege contra el cáncer de seno.
Fuente: Cambio.com– Colombia. Base de datos: Dr. Francisco Argañaraz – sexologiamed@ciudad.com.ar