Más allá del plano psicológico, la actividad sexual hace un importante aporte a la salud física. Mitos, realidades y consejos de los especialistas.
Gonzalo Berguerand.
A principios del siglo XX, el psicoanálisis abrió las puertas del estudio de la sexualidad humana. Luego de cien años de investigaciones, existen bibliotecas enteras acerca de las propiedades curativas del sexo en la salud.
«La actividad sexual levanta la autoestima, estimula la creatividad, promueve el autoconocimiento y revitaliza», enumera la psicóloga Gloria Fernández, presidenta de la Asociación Multidisciplinaria para la Salud y la Sexualidad.
Pero más allá del aspecto psicológico, social y cultural de la sexualidad, la ciencia viene estudiando el complejo mecanismo biológico que se pone en juego en el momento de la pasión. Y aunque todavía no esté completamente descifrada, la química del sexo tiene mucho para decir sobre los beneficios que una vida sexual satisfactoria puede reportar a la salud en general.
Antes
Ya en el proceso de seducción y deseo comienzan a jugar un papel importante las hormonas. En las mujeres, los estrógenos, generados por los ovarios en la vida fértil. «Estas hormonas sexuales preservan la atracción femenina, mantienen las características del cabello y la piel y reducen el apetito», explica el doctor Alberto Nagelberg, médico endocrinólogo y sexólogo del Hospital Durand.
«La hormona sexual masculina por excelencia es la testosterona —agrega—. Mantiene activa la libido, la fuerza muscular, la erección y la producción seminal, y también disminuye la grasa abdominal». Ambas hormonas, además, tienen reconocidas propiedades antidepresivas y pueden mejorar el humor y disminuir tanto la irritabilidad como la angustia.
Durante
En plena «intimidad», la revolución química aporta más soldados a la causa de la salud. El psiquiatra y sexólogo Adrián Sapetti, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, detalla: «En los coitos placenteros, ovarios, testículos y corteza suprarrenal liberarían mayores cantidades de una hormona llamada de-hidro-epi-androesterona (DHEA), que promueve la energía sexual. Paralelamente, se está estudiando si la DHEA podría tener un efecto antienvejecimiento».
Otra sustancia que entra en escena antes del estallido del clímax es el óxido nítrico. «Es una sustancia vasodilatadora que permite la erección en ellos y la lubricación en ellas. Además, al dilatar también otras arterias, mejora la circulación», cuenta el doctor Sapetti.
Placer
«El orgasmo —dice el médico sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff— es la sensación más placentera que puede experimentar el ser humano». Lo que causa esta sensación es, según el profesional, «producto de un «tsunami» biopsicológico con una enorme descarga de hormonas, enzimas y fluidos». Algunas sustancias protagonistas de la excitación sexual y el orgasmo son:
Oxitocina: hormona producida por el hipotálamo, en el cerebro. Produce la contracción del útero en el parto y, también, en el orgasmo. En los hombres, facilita la movilidad de los espermatozoides. «Y en ambos sexos —explica Sapetti— es la responsable de gran parte de la vía por donde transcurre el placer sexual». Tanto que ya se están estudiando sus posibles aplicaciones farmacológicas para mejorar el placer sexual femenino.
Endorfinas: neurotransmisor con propiedades sedantes y analgésicas. «Algo así como una morfina interna», grafica Kusnetzoff. «Hay estudios que indican que las endorfinas pueden elevar el umbral de dolor, combatir el estrés y aliviar ciertas dolencias crónicas como la lumbalgia», revela Nalgelberg. Además del sexo, la risa y el deporte son otras de las actividades que ayudan a liberar endorfinas.
Prolactina: hormona sexual que interviene en la lactancia y el ciclo sexual femenino. «En los hombres —cuenta Nagelberg— se observan picos de esta sustancia que podrían generar la sensación de saciedad sexual.»
Después
Cuando pasó lo mejor, los neurotransmisores (dopamina, serotonina y noradrenalina) decretan el toque de queda y la paz vuelve al cuerpo. «Por eso el sexo tiene, también, una función reguladora del sueño», observa el doctor Sapetti. Y aunque este bienestar suele estar asociado con una mejora en la salud, el doctor Juan Carlos Kusnetzoff advierte: «El sexo hace bien, no hay dudas, pero a no confundirse: es la buena salud la que permite el buen sexo, y no al revés. Ningún problema, físico o psicológico, se soluciona en la cama».
Mitos y realidades
El sexo adelgaza. Igual que en cualquier actividad física, durante el coito se queman calorías. En algunos artículos, se ha llegado a asegurar que en una relación sexual se queman 600 calorías o más. Sin embargo, Susana Gutt, médica especialista en nutrición del Hospital Italiano, aclara que «el dato es muy relativo, ya que, con actividades iguales, cada persona quema una diferente cantidad de calorías. De todas maneras, el consumo calórico en el sexo no es tan significativo». Y el doctor Adrián Sapetti grafica con humor: «no es más ejercicio que subir dos o tres pisos por escalera, aunque sí más divertido».
Previene accidentes cardiovasculares. Durante un encuentro sexual la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan, y se produce hiperventilación. «Pero eso no es suficiente para asegurar que el sexo previene infartos y eventos cardiovasculares en general», dice la cardióloga Liliana Grinfeld, presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina. Sin embargo, revela que «hay estudios (en pequeña escala aún) que indican una menor disposición a estos accidentes en pacientes con vida sexual activa; y, por otro lado, no hay ninguno que demuestre que el sexo sea maligno en pacientes compensados». «En todo caso —concluye— es mucho más sano que enojarse: después del sexo las endorfinas generan bienestar y facilitan la relajación. En cambio, el enojo y la adrenalina prolongan las tensiones».
Beneficia el funcionamiento de la próstata. Algunas investigaciones sugieren que el cáncer de próstata afecta con menor frecuencia a los individuos casados o con buena actividad sexual. «Es razonable suponerlo, pero aún la evidencia no es firme —explica Osvaldo Mazza, jefe de Urología de los hospitales de Clínicas y Alemán—. Lo que sí se sabe es que la próstata, al igual que todos los órganos, necesita estar en funcionamiento para mantener su salud. Y eso se logra con cada eyaculación. También el pene, con erecciones periódicas, oxigena sus cuerpos cavernosos y se mantiene en forma».
Combate infecciones vaginales. El doctor Nagelberg revela que «en mujeres post menopáusicas, los bajos niveles de estrógenos contribuyen a la sequedad vaginal. Este fenómeno puede derivar en distintos tipos de infecciones (vaginitis) y dolores coitales (dispareunia). Una actividad sexual activa, de al menos una vez por semana, puede retrasar la aparición de estos problemas».
Prejuicios y culpa: enemigos del placer
La famosa sexóloga Alessandra Rampolla brinda valiosas claves sobre el sexo y la salud.
La actividad sexual puede brindar varios beneficios a la salud humana y potenciar algunas de sus funciones», afirma Alessandra Rampolla. La puertorriqueña, conductora del programa «Alessandra, tu sexóloga», es otra de las especialistas que confirma que el sexo es salud.
¿Cuáles son esos beneficios?
Por ejemplo, la actividad sexual regular puede reducir el nivel general de colesterol. Además, como toda actividad física, redunda en un aumento de la energía corporal, con una mayor oxigenación de las células y la optimización del funcionamiento de varios órganos y sistemas corporales.
¿Hay una frecuencia «ideal»?
No, no existe una cifra ideal para todos. En EE.UU., por ejemplo, se estima que la frecuencia sexual de una pareja promedio es de 3,5 veces por semana. Pero es sólo un promedio, no una cifra ideal. Todo depende de la pareja en cuestión, de su estilo de vida, nivel de libido compartido y expectativas sobre la intimidad sexual.
Y de que no aparezca el inoportuno dolor de cabeza.
No, ahora la famosa excusa de que «Hoy no, mi amor, tengo dolor de cabeza» perdió total y absoluta validez ante los estudios que han encontrado que el sexo puede ayudar a disminuir dolores de cabeza, menstruales y pre-menstruales, y de las coyunturas, como la artritis.
Cuando no hay pareja, ¿es saludable la masturbación?
Definitivamente. También es una actividad sexual y, como tal, es beneficiosa para la salud.
¿Qué mitos atentan contra la satisfacción sexual?
Una actitud negativa o derogatoria ante la sexualidad atenta contra la satisfacción sexual porque pone en juego las emociones, genera sentimientos de culpa, e inhibe la libertad de expresión sexual. Nuestra sexualidad no debe causar vergüenza ni inseguridad. Los mitos de rendimiento («tendría que durar dos horas con mi pene erecto y sin eyacular») o expectativas falsas («llegaremos al orgasmo a la vez») también contribuyen a que se genere una falta de comodidad y autoestima.
¿Cómo influye en el humor ?
El buen sexo influye muy positivamente en el estado anímico. Sus efectos antidepresivos y la liberación de endorfinas nos hacen sentir bien, queridos, deseados, relajados. Y la autoestima recibe un empujoncito hacia arriba: se siente bien el saberse deseado y el poder colaborar en la satisfacción sexual de la pareja.
Fuente: 27.1.06 – Clarín