Tres estudios publicados en «Archives of Internal Medicine» evalúan la frecuencia de disfunción eréctil entre los hombres de mediana edad. Una de las investigaciones ha detectado que este trastorno se acompaña a menudo de enfermedad cardiaca y que su presencia puede servir para predecir la gravedad y evolución de la patología cardiovascular.
Investigadores de la Universidad de Chicago (EEUU) han evaluado a 221 hombres a los que se les había pedido una prueba para comprobar su salud cardiovascular. En concreto se trataba de valorar el estrés miocárdico por emisión de positrones, es decir, visualizar el corazón cuando está sometido a un esfuerzo físico o tras administrar ciertos fármacos. De esta manera, se puede evaluar su función cardiaca y detectar la existencia de alguna anomalía.
Lo que se observó fue que aproximadamente la mitad de estos sujetos (54,8%) tenía disfunción eréctil. Muchos de ellos contaban además con otros trastornos como diabetes (26,7%) o hipertensión (59,7%), o habían sido sometidos a una intervención coronaria como «bypass» o angioplastia (21,3%).
En pacientes más graves
Tras analizar todos los datos, se observó que la impotencia era un factor independiente de los demás. Aquellos pacientes con disfunción eréctil tuvieron peores puntuaciones en las pruebas coronarias que evidencian obstrucción arterial coronaria y alto riesgo de muerte cardiaca y de infarto. También la presencia de función sexual alterada se asoció con una mayor gravedad.
«Aunque la disfunción eréctil ha sido relacionada con enfermedad vascular en otros trabajos anteriores, este estudio, según nuestro conocimiento, es el primero en asociar la disfunción eréctil con una enfermedad cardiaca determinada por MPS [la prueba de estrés] y el primero en relacionar la impotencia con marcadores de mal pronóstico cardiovascular», afirman los autores del estudio.
No se conoce el motivo de esta relación, sin embargo los investigadores apuntan varias explicaciones. Una de ellas sería que las arterias del pene, al ser más pequeñas que las coronarias, son más propensas a producir disfunción eréctil incluso con pequeñas cantidades de aterosclerosis (obstrucción de los vasos por cúmulo de grasas). Otra posibilidad es que la impotencia sea un barómetro de deterioro vascular global.
Los autores apuntan que estos resultados deben confirmarse en una población mayor y no sólo en pacientes que han sido derivados a una prueba cardiaca. Si se confirma esta relación, «preguntar sobre la función sexual puede ser una forma fácil y no invasiva de identificar precozmente factores de riesgo potenciales para la enfermedad cardiaca, y puede ser útil incorporarlo para evaluar ese riesgo».
Mayor incidencia en hispanos
Una segunda investigación, publicada también en «Archives of Internal Medicine», ha revisado la frecuencia de este trastorno con datos obtenidos a partir de la introducción de la terapia de los inhibidores de la fosfodiesterasa, como la popular Viagra, ya que a raíz de estos fármacos muchas más personas decidieron dejar de ocultar estos problemas.
A través de una encuesta realizada a 2.536 hombres de 20 o más años, se ha comprobado que uno de cada cinco hombres de esta muestra padecía impotencia. Según este estudio, los hispanos son más propensos a sufrir esta alteración, casi el doble que los de raza blanca. Los autores del trabajo explican que no se conoce bien el motivo por el que este trastorno es más frecuente entre los hispanos.
Otro hecho que queda confirmado en este trabajo, es que la frecuencia de disfunción eréctil aumenta con la edad. Los hombres de 60 a 69 años tienen nueve veces más riesgo de presentar impotencia que los de 29 años y el 77,5% de los varones de 75 o más años presenta este problema.
Existen algunos factores de riesgo modificales que han sido asociados con la impotencia y que incluyen la diabetes, que casi triplica la probabilidad de sufrirla. La obesidad, el tabaquismo y la hipertensión son otros factores que multiplican el riesgo de desarrollar el trastorno en 1,6, 1,7 y 1,5 respectivamente.
Detectarlo en la consulta
Por último, investigadores canadienses han observado que este trastorno es muy frecuente entre los hombres que acuden a los médicos de atención primaria. Tras evaluar los datos de 3.921 varones con una edad comprendida entre los 44 y 88 años, se observó que el 49,4% de ellos sufría impotencia.
Estos autores también han relacionado la enfermedad cardiovascular y la diabetes con la impotencia. «Estas asociaciones sugieren que la disfunción eréctil debería ser un factor de riesgo de futuros episodios cardiovasculares, al menos indirectamente a través de su asociación con alteraciones de la glucosa no detectables», afirman los autores.
Finalmente, concluyen que «estos datos demuestran que los médicos de atención primaria puede encontrar a través de la historia sexual una importante información clínica además de detectar la disfunción eréctil».
Fuente: 25.1.06 – El Mundo Salud – Angeles López – España.