Las disfunciones sexuales femeninas no comienzan durante la menopausia: trabajos internacionales demuestran que más del 40% de las mujeres de distintas edades padece algún trastorno vinculado con su sexualidad.
Sin embargo, al promediar los 50 años de edad, las alteraciones hormonales de la menopausia profundizan estos trastornos y aparecen, entonces, dificultades para disfrutar del sexo.
“Pueden aparecer problemas como dolores durante la penetración a causa de la sequedad vaginal y la falta de lubricación, una disminución en el deseo o interés y también dificultades en la fase de excitación”, advierte la doctora Rosella Nappi, del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva del Policlinico San Mateo, Universidad de Pavia, Italia.
No todas son malas noticias. Janice Rymer, de la Escuela de Medicina del King’s Collage de la Universidad de Londres, señala que en la vida sexual de las mujeres postmenopáusicas hay aspectos positivos: por ejemplo, ya no existe el temor a un embarazo. Además, suelen disponer de más tiempo para sí mismas.
“Pero junto a esto existe el temor de ser rechazada, por no verse o sentirse tan atractiva como durante la juventud, y esto puede resultar traumático”, agrega Rymer.
La sexualidad postmenopáusica fue uno de los temas que se debatieron en el XI Congreso Mundial de Menopausia, donde incluso el presidente, Néstor Siseles, reconoció que las funciones sexuales en mujeres mayores están menos exploradas que en los hombres.
Falta de constancia
Una investigación en mujeres de 50 a 60 años mostró que una de cada tres tenía algún tipo de problema sexual.
El doctor Hermann Schneider, presidente de la Sociedad Internacional de Menopausia estudió mujeres de este rango en seis países europeos y concluyó que sólo una de cada diez hacía algún tratamiento.
“Una proporción muy alta dijo que incrementar su vida sexual las haría sentir más femeninas, además de mejorar su confianza en sí mismas y su autoestima”, afirma Schneider.
En la Argentina, se está haciendo un estudio para conocer la calidad de vida de las mujeres menopáusicas. Se trata de un equipo interdisciplinario que coordina Siseles, profesor de Ginecología de la UBA.
Cómo superar los trastornos
Como es sabido, la terapia de reemplazo hormonal es un clásico en el tratamiento de los padecimientos menopáusicos. Viene en forma de parches y geles.
El doctor Siseles también menciona la utilización de tibolona, un fármaco que mostró en numerosos estudios mejorar los síntomas climatéricos y la respuesta sexual, aunque debe ser administrada con cuidado, ya que según resultados del Million Women Study (MWS), de Inglaterra, aumenta el riesgo de cáncer de mama.
Sin embargo, No todo se arregla con píldoras o medicamentos, pero ayudan”, dice la doctora Nappi y advierte que hay que prestar atención a los medicamentos antidepresivos porque pueden interferir sobre el deseo sexual o dificultar la llegada al orgasmo.
La suplementación con derivados androgénicos (por ejemplo, parches de testosterona) puede ser útil en esta etapa, según señala Janice Rymer,
“Hace falta desarrollar nuevas moléculas que no actúen solamente en el nivel endocrino sino también vascular, como ha ocurrido con fármacos destinados a mejorar la sexualidad masculina.”, señala Nappi y vaticina que el sexo después de la menopausia puede ser un tiempo de oro si se establece un buen lazo entre la mujer y el médico.
Fuente:24.10.05 – Infobae