Los expertos explican que durante las pasadas dos décadas se han hecho accesibles muchas vacunas y que las programaciones de vacunación rutinarias se han convertido en cada vez más complejas. Ello ha llevado a algunos especialistas a señalar la posibilidad de que las vacunas de múltiples antígenos den lugar a un mal funcionamiento del sistema inmune y con ello a enfermedades infecciosas ante las que los niños no habían sido inmunizados a través de la vacunación, dando lugar a un mecanismo de «sobrecarga».
Los científicos evaluaron la relación entre las vacunas rutinarias administradas en la infancia y la hospitalización por enfermedades infecciosas contra las que no se vacuna de forma habitual. El estudio incluyó a 805 niños nacidos en Dinamarca entre los años 1990 y 2001.
Los investigadores recogieron información sobre el tipo y número de dosis de vacuna recibidas y la hospitalización por enfermedades infecciosas, especialmente infecciones del tracto respiratorio superior, neumonía bacteriana y vírica, infección en el flujo sanguíneo (septicemia), infección viral del sistema nervioso central, meningitis bacteriana y diarrea. Los científicos descubrieron que de 42 posibles asociaciones (6 vacunas y 7 categorías de enfermedad infecciosa) la única asociación adversa fue la de la vacuna tipo B de la ‘Haemophilus influenzae’ y la infección aguda del tracto respiratorio superior.
Esta única asociación adversa estuvo dentro de los límites de lo que sería esperable y el efecto no fue una respuesta dependiente del momento temporal o de la dosis. Sin embargo, señalan los autores, las 15 asociaciones protectoras observadas sugieren que la vacunación podría tener efectos de protección en enfermedades contra las que no existió vacunación.
Fuente: www.azprensa.com