Madrid, 18 de enero 2005 (E.P)
El melanoma avanzado, el más mortal de los tumores malignos de piel, puede ser tratado con éxito en algunos casos a través de la vacunación de los pacientes con proteínas tumorales. Sin embargo, los científicos siguen sin saber cómo funcionan estas vacunas y por qué son sólo eficaces en algunos pacientes.
Los investigadores muestran que estas vacunas funcionan a través del aumento del número de las células inmunes llamadas leucocitos T que pueden atacar el tumor. En un descubrimiento inesperado, sin embargo, los expertos descubrieron que estas células reconocen sobre todo proteínas tumorales que no se encontraban en la vacuna. Aunque se desconoce cómo estas células específicas de tumor se activan, los científicos piensan que las pocas células T estimuladas por la vacuna podrían cambiar el entorno del tumor y conseguir que otras células T rompan su letargo y ataquen al cáncer.
Las células T específicas para el tumor pueden ser detectadas en la sangre y en los tumores de pacientes de melanoma, y aún así estas células son incapaces de eliminar el tumor. Se desconoce qué provoca este problema en las células T. Tampoco se sabe por qué la vacunación contra proteínas específicas del tumor a veces causa una regresión del tumor sin que exista una expansión amplia de células T específicas para la vacuna. Los científicos estudiaron células T antitumorales en pacientes vacunados con un antígeno tumoral llamado MAGE-3.
En un paciente cuyo tumor mostró regresión después de la vacunación, los autores descubrieron una cantidad mayor de células T específicas para proteínas tumorales que no se encontraban en la vacuna que fueron detectadas antes de la vacunación. Según los expertos, las células T específicas para la vacuna se convirtieron en indetectables pero no se expandieron en gran número. Por lo tanto, la revigorización de las existentes células T específicas para el tumor después de la vacunación no requirió de grandes cantidades de células T específicas para la vacuna.
Según los científicos, comprender las características de las poblaciones de células T que se expanden después de la vacunación podría ayudar en el desarrollo de vacunas antitumorales más eficaces.
Fuente: AZPrensa