La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado hoy Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas, un autorizado informe en el que se resumen los conocimientos científicos más recientes sobre el papel que desempeña el cerebro en la dependencia de sustancias. En el informe,* primero de su clase que ha preparado la OMS, se cita la multitud de adelantos neurocientíficos registrados y se sostiene que la dependencia de sustancias tiene tanto de trastorno cerebral como cualquier otro trastorno neurológico o psiquiátrico.
Según el informe, la dependencia de sustancias es multifactorial: está determinada por factores biológicos y genéticos, en los cuales los caracteres hereditarios pueden desempeñar un papel importante, y por factores psicosociales, culturales y ambientales. Se sabe desde hace tiempo que el cerebro contiene docenas de diferentes tipos de receptores y de mensajeros químicos (neurotransmisores). En el informe se resume la información más reciente sobre el modo en que las sustancias psicoactivas mimetizan los efectos de los neurotransmisores endógenos naturales e interfieren en el funcionamiento cerebral normal alterando el almacenamiento, la liberación y la eliminación de los neurotransmisores.
En la obra se examinan las últimas novedades resultantes de las investigaciones neurocientíficas sobre el deseo compulsivo, la utilización compulsiva, la tolerancia y el concepto de dependencia. Se muestra que las distintas sustancias psicoactivas actúan de diferentes maneras en el cerebro, si bien existen semejanzas en el modo en que afectan a importantes regiones cerebrales relacionadas con la motivación y las emociones. En el informe se examina la interacción de los genes con distintos factores ambientales en el mantenimiento de los comportamientos psicoactivos de consumo de sustancias. En esos conocimientos se basan una serie de novedosos instrumentos de diagnóstico y de tratamientos comportamentales y farmacológicos.
En el informe se insta a tomar conciencia de la compleja naturaleza de esos problemas y de los procesos biológicos que subyacen a la farmacodependencia, y se presta apoyo a una serie de políticas que han demostrado su eficacia, a diversos planteamientos de prevención y tratamiento, y al desarrollo de intervenciones de base comunitaria que no estigmaticen a los pacientes y sean costoeficaces.
«La comunidad de salud pública tiene que prestar más atención a los problemas sanitarios y sociales asociados con el consumo de tabaco, alcohol y sustancias ilícitas, y con la dependencia de esos productos, y es necesario dar una respuesta normativa apropiada para abordar esos problemas en diferentes sociedades,» ha dicho el Director General de la OMS, Dr. LEE Jong-wook. «Quedan por aclarar muchos aspectos, pero en este importante informe se muestra que es mucho lo que ya sabemos acerca de la naturaleza de esos problemas.»
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estima que unos 205 millones de personas consumen algún tipo de sustancia ilícita. La más común es el cannabis, seguido de las anfetaminas, la cocaína y los opioides. La utilización de sustancias ilícitas es más común entre los hombres que entre las mujeres, mucho más aún que el hábito de fumar cigarrillos y el consumo de alcohol. El consumo de sustancias también es más prevalente entre los jóvenes que en los grupos de más edad. Los datos de la ONUDD muestran que un 2,5% del total de la población mundial y un 3,5% de las personas de 15 o más años consumieron cannabis por lo menos en uno de los años 1998 a 2001.
«La dependencia de sustancias es un trastorno crónico, y a menudo recurrente, que con frecuencia concurre con otros trastornos físicos y mentales», ha declarado la Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. «Todavía no sabemos en qué medida es curable –dadas las alteraciones a largo plazo que causa el abuso de sustancias en el funcionamiento cerebral– pero sí sabemos que existen intervenciones capaces de lograr la recuperación de la dependencia.»
La carga mundial de morbilidad (CMM) atribuible al consumo total de sustancias psicoactivas, incluidos el alcohol y el tabaco, es importante: del 8,9% en términos de AVAD (años de vida ajustados en función de la discapacidad). Sin embargo, las conclusiones relativas a la CMM subrayan de nuevo que la principal carga sobre la salud mundial corresponde a sustancias lícitas, no a las sustancias ilícitas. Entre los 10 principales factores de riesgo en términos de carga de morbilidad evitable que se cintan en el Informe sobre la salud en el mundo 2002, en 2000 el tabaco ocupaba el cuarto lugar, y el alcohol el quinto, y siguen apareciendo en un puesto alto en las proyecciones para 2010 y 2020. El tabaco y el alcohol contribuyeron con un 4,1% y un 4,0%, respectivamente, a la carga de mala salud en 2000, mientras que las sustancias ilícitas contribuyeron con un 0,8%. Las cargas atribuibles al tabaco y al alcohol son particularmente notables entre los varones de los países desarrollados (principalmente Europa y América del Norte). Las medidas para reducir el daño que causan el tabaco, el alcohol y otras sustancias psicoactivas constituyen, por consiguiente, una parte importante de la respuesta de salud pública, afirma la OMS.
«El crecimiento explosivo de los conocimientos neurocientíficos en los decenios recientes ha aportado nuevos datos acerca de las razones por las cuales muchas personas consumen sustancias psicoactivas aunque les causen daño», ha dicho el Dr. Benedetto Saraceno, Director del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS. «Era necesario preparar el informe a la luz de esos adelantos, habida cuenta de que las sustancias psicoactivas, independientemente de su condición jurídica, utilizan mecanismos de acción similares en el cerebro, pueden ser perjudiciales para la salud y pueden provocar dependencia. Las repercusiones en la salud pública son enormes y requieren un planteamiento integral de la formulación de políticas y la elaboración de programas.»